Sexualidad: 5 curiosidades históricas

árbol de la esperanza

Óleo sobre lienzo, «Mujer, árbol de la esperanza», N.M. Parga 2017

La sexualidad humana es un tema amplio y complejo cuya comprensión, conceptos y costumbres van cambiando según la época, la cultura y la modificación de nuestra propia escala de valores.

Veamos algunos ejemplos en distintas épocas de la historia que nos muestran prácticas y expresiones distintas a las actuales y que tal vez no conozcas.

Sabías que…

Las sacerdotisas del templo de Ggantija en la isla de Gozo, Malta, iniciaban a los jóvenes en el arte amatorio 3600 años antes de Cristo. Y los sacerdotes iniciaban a las jovencitas. Eran clases prácticas de erotismo y sexo.

Vivían en comunidad pacífica y honraban a la naturaleza de distintas maneras. Una de ellas eran los rituales de fertilidad donde mujeres y hombres podían mostrar su sensualidad y tener relaciones sexuales con personas distintas a su pareja habitual. No se practicaba la posesión ni la exclusividad y el sexo fuera de una relación era permitido si así se acordaba.

Hoy, Malta es uno de los cinco países en el mundo que prohíbe y penaliza el aborto en cualquier caso. En la actualidad, hay algunas tribus en África donde estos rituales de fertilidad se siguen practicando.

Comportamiento viril, preferencias eróticas y nociones

La noción médico jurídica “heterosexual” es del siglo XIX (1868). Su origen tiene la función de establecer desde la clínica una orientación sexual contraria a otras consideradas patológicas. El objetivo era regular el sistema que une sexo y reproducción en el capital.

Antes del siglo XIX no se clasificaba a la gente por su orientación sexual. Por ejemplo, los antiguos griegos y romanos no catalogaban a la gente por sus preferencias sexuales. Y practicar el sexo con hombres y mujeres no estaba mal visto. Era parte de sus costumbres.

Sí diferenciaban lo que para ellos caracterizaba lo femenino y lo masculino. Miraban la forma de expresar los sentimientos, de moverse, de afrontar los conflictos, de ser dominante o sumiso. Y cualquier hombre «afeminado» era castigado con la burla y el desprecio por no cumplir con la idea de lo viril que debía ser un macho.

En cambio, un hombre «viril» podía mantener relaciones sexuales con otros hombres siempre y cuando estos fueran más jóvenes y actuaran como receptores. Ellos no lo consideraban una patología.

Y aunque tenían la costumbre de estas relaciones para pasárselo bien, solo podían casarse con mujeres, quienes administraban la casa y les daban hijos.

Hoy hay países donde se penaliza la homosexualidad, el adulterio, el aborto y la sodomía. Esta es una forma totalitaria de control sobre los cuerpos que se salen de la norma establecida.

Ahora nos complicamos con una cantidad de categorías y etiquetas en un intento por respetar la diversidad y buscar la igualdad y la equidad en la desigualdad de condiciones.

Ya no hablamos solo de hombre o mujer. Ahora toca tener en cuenta la identidad de género, el sexo biológico, la expresión del género y la orientación sexual.

Entonces una persona por su sexo biológico puede ser: hembra, macho o intersexual (hermafrodita).

Por su orientación sexual puede ser: heterosexual, homosexual o bisexual.

Por la expresión de género puede ser: femenina, masculina o andrógina.

Por su identidad de género, una persona puede estar conforme con su sexo biológico (cisgénero) o no estar conforme con su sexo biológico (transgénero). El término «transgenerismo» engloba las distintas identidades de género que no están conformes con su sexo biológico. En esta categoría entran los travestis. La tercera opción es sentirse identificada con ambos géneros o con un género no binario. Estos son los genderqueers o intergéneros.

Y aunque la expresión de la diversidad y el reconocimiento de la pluralidad son necesarios, todas estas nociones, como la de la diferencia sexual, han sido usadas por el aparato biopolítico para verificarnos, clasificarnos, aceptarnos, excluirnos y dividirnos.

¿Queremos seguir identificándonos con términos del siglo XIX?

¿Te has dado cuenta de las nuevas tendencias y neolengua?

El arte románico erótico

Por si no lo sabías, el arte medieval románico amoroso muestra un alto contenido sexual en las iglesias cristianas del siglo XII.

Sí, el arte religioso adornaba el exterior de innumerables iglesias con pinturas y esculturas eróticas e incluso explícitas. La mayoría de ejemplos se encuentran al sur de Cantabria y al norte de Palencia y Burgos, en España.

Tres hipótesis distintas dan una explicación a este hecho. La primera afirma que exponer escenas eróticas en el exterior de las iglesias era una forma de avisar contra los pecados de la carne y su correspondiente castigo.

La segunda teoría afirma que la sociedad medieval era más liberal que la actual en lo referente al sexo. Los conceptos morales eran distintos y la represión sexual era menor. Para ellos las escenas eróticas eran cotidianas, hacían parte de las costumbres normales y no tenían necesidad de ocultarlas.

Una tercera teoría sostiene que las escenas eróticas en el exterior de las iglesias tenían como objetivo estimular las relaciones sexuales y con ello contribuir al aumento de la reproducción. En esa época, la mortalidad infantil era muy alta y la esperanza de vida era muy baja. De alguna manera había que estimular el crecimiento de la población.

El masaje genital y la histeria

El masaje genital fue el remedio médico para aliviar el “útero ardiente” o «histeria femenina» desde la antigüedad.

Galeno, importante médico del siglo II, escribió que la histeria era una enfermedad causada por la privación sexual en mujeres particularmente pasionales. La palabra histeria viene del griego hystera que significa útero.

El tratamiento para calmar los síntomas era el masaje genital. Un médico o una comadrona masajeaba la zona genital de la mujer hasta que esta llegara al “paroxismo”, que en realidad era un orgasmo.

Cansado de masturbar manualmente a sus pacientes, el médico británico Joseph Mortimer G. patentó el primer vibrador electromecánico en 1870. Durante los primeros años, el vibrador solo tuvo una connotación médica. Después, con la aparición del porno, cambió el concepto de su uso y al entenderse como un objeto relacionado con el placer, se hizo menos visible. Casi tabú.

Es importante recalcar que fue en el siglo XIX cuando se planteó el conflicto entre el sexo como reproducción y como satisfacción. Y no para poner en valor el placer sino para condenar cualquier práctica sexual no reproductiva. En la época victoriana, la mujer «ideal» solo tenía sexo para reproducirse lo que hizo caer en picado la tasa de fecundidad. Este ideal influyó en la insatisfacción sexual de muchas mujeres, lo que aumentó la demanda de tratamientos contra la histeria.

La histeria era un diagnóstico donde caía cualquier estado que no se podía identificar fácilmente. Esto cambió e incluso la histeria desapareció como diagnóstico médico cuando el psicoanálisis profundizó en el estudio de la mente y en los trastornos de conversión.

Hoy existen expertos en masaje corporal completo con distintos enfoques. Unos se centran en el masaje con el fin de llegar al orgasmo y existen sitios donde puedes pedir masajes a la carta.

Otras personas tratan este masaje como una terapia, ya no contra la histeria, sino para sanar emociones de patrones inconscientes repetitivos que han cristalizado en forma de pequeñas bolitas en la zona genital e ingles. Los masajes ayudan a disolver estas tensiones, así como ayudan a identificar otros bloqueos propios y heredados.

¿Quieres saber más sobre este tema? En el capítulo 41 de Adiós, niña buena, Sara, la protagonista, explora esta posibilidad.

El origen de la palabra feminismo

La palabra feminismo fue inventada en 1871 por un especialista en tuberculosis francés que escribió un tratado sobre la feminización de los hombres que al sufrir de tuberculosis, pierden las características masculinas. A estos hombres les salían pechos, se les agudizaba la voz y se les caía la barba.

Así que la palabra feminismo aparece por primera vez como un significante médico sobre una patología de hombres tuberculosos en el siglo XIX.

Después, el hijo de Alejandro Dumas, un escritor sarcástico y panfletario, usa la palabra feminista (tuberculoso afeminado) para referirse a los hombres que defienden la causa y los derechos políticos de las mujeres de su época durante el movimiento sufragista en Francia.

Feminista era el hombre «afeminado» que defendía la causa de las mujeres en la esfera pública del siglo XIX, afirma el filósofo, investigador y catedrático transgénero Paul Beatriz Preciado autor del «Manifiesto contrasexual».

La palabra feminismo encierra la noción de un horizonte de transformación política y cultural. Sin embargo, la idea del feminismo también ha sido usada para enfrentar a mujeres y hombres, aunque todos hemos sufrido las consecuencias de una dominación feudopatriarcal.

Ahora la tendencia está cambiando hacia el transgenerismo y las teorías Queer. Se habla de «personas menstruantes, gestantes, lactantes» en lugar de mujeres. Los hombres, por mucho que se operen y se hormonen, no menstruan, no pueden gestar ni parir ni amamantar.

¿Es esta una nueva manera de invisibilizar a las mujeres?

Y ojo, desde organizaciones internacionales, se está fomentando la normalización de la pedofilia en centros educativos. La psicóloga clínica especializada en psicopatología Ariane Bilheran lleva años denunciándolo.

¿Te sorprende?

Son solo cinco ejemplos de costumbres, conceptos y expresiones de la sexualidad en distintas épocas y culturas que nos permiten relativizar un poco y entender que nuestras ideas y prácticas son social, política y culturalmente construidas.

Y te lo recuerdo porque se nos olvida la historia o nos la han contado de manera sesgada.

Somos el efecto de un borrado sistemático de los saberes subalternos sobre el cuerpo. —Paul Beatriz Preciado.

Te propongo que conectes con tu sabiduría interior y te preguntes qué te hace sentido, qué sientes verdadero, qué creencias falsas identificas y sueltas.

¿Qué opinas? ¿Lo sabías? ¡Déjame un comentario!

¡Gracias!

 

Referencias

Arteguías, el enigma del arte románico erótico.

Bilheran, Ariane, Préserver l’innocence des enfants – A. Bilheran avec le Dr Régis Brunod, 9-nov-20

Lichtenfels, Sabine, «Temple of love». Ed. Verlag Maiga. Alemania. 2011.

N.M. Parga, «Adiós, niña buena», Amazon, 2018.

Preciado, Beatriz. Presentación «La muerte de la clínica«. (Minuto 41- 47).

Tasso, Valéri, Mujerhoy.com ¿Por qué hay hombres «heteros» que se resisten al sexo anal?

Terapia de masaje genital, Innana massage