Ama y atrévete a ser quien eres

ManosNirvana¿En cuántas ocasiones te han dicho: «Ámate a ti mismo»? A veces, para entender un mensaje, debemos escucharlo con frecuencia y de diferentes personas. Necesitamos oírlo de distintas maneras para poder asimilarlo. Así somos los seres humanos.

 

Cada cual escucha, ve y entiende lo que quiere o necesita en un momento determinado. En otras palabras, «resonamos».

Tras haber estado al borde de la muerte, llegué a la conclusión que el amor me había salvado. Además, sentí que la gratitud me había ayudado a sanar más rápido.  Y me pregunté: «¿Qué significa amarme a mí misma?»

 

El gozo de existir

Por eso decidí compartir mi testimonio en El gozo de existir. Donde cuento los pasos en el camino que fui descubriendo al andar. Algunos mensajes podrán hacerte sonreír, llorar o reflexionar.

No pretendo decirle a nadie qué hacer ni cómo vivir su vida. Tampoco es necesario sufrir un ictus o el acoso moral para tomar consciencia y liberarse de ataduras mentales. Sin embargo, creo que todo lo que nos sucede, pasa por algo y nos lleva a ser quienes somos.

Desde mucho antes de mi ictus, yo había decidido seguir un camino espiritual personal fuera de cualquier religión o ideología. Había iniciado el proceso de toma de consciencia, que aún continúa. Después, decidí escuchar mi corazón y la voz de mi intuición en cada momento. Decidí fluir y ser fiel a mí misma para disfrutar mi vida y amar más y mejor.

En estos días, leí Morir para ser yo de Anita Moorjani y amplié mi consciencia al respecto. Por eso me gustaría destacar algunos de nuestros aprendizajes y mensajes. Aclaro que la experiencia cercana a la muerte de Anita fue mucho más consciente, amplia y reveladora que mi nirvana. Sin embargo, ambas experiencias nos han abierto los ojos.

 

«Deberíamos estar muertas, pero seguimos vivas»

Para empezar, eso tenemos en común Anita y yo. También nos recuperamos más rápido de lo «normal».  Ella tuvo una remisión espontánea del cáncer de linfoma que arrasó su cuerpo dejándola en coma. Mi recuperación tras la hemorragia cerebral y dos cirugías a cráneo abierto fue milagrosa.

 

Diferencias que enriquecen

A pesar de estar en coma, Anita fue consciente de todo mientras moría y tenía una claridad mental impresionante. Yo no me di cuenta de que me estaba muriendo. Además, tras despertar del coma me falló la memoria durante dos semanas.

Anita tuvo una experiencia cercana a la muerte y fue consciente de todo lo que sucedía a su alrededor. Era capaz de sentir lo que sentían los demás mientras su cuerpo estaba muriendo. Se comunicó con la presencia de su difunto padre y de su mejor amiga. Incluso se vio a sí misma en vidas paralelas y simultáneas. Y llegó a la conclusión que Dios es un estado de ser.

A lo largo del libro, ella menciona varias razones para su curación. Por ejemplo, la total ausencia de creencias y pensamientos le permitió a su cuerpo reiniciarse.

 

Anita decidió volver a su cuerpo

Durante su experiencia cercana a la muerte supo que sanaría en cuestión de días. Supo que el miedo la había enfermado y que ahora sería capaz de vivir sin miedo.

La clave de mi curación fue el amor incondicional hacia mí misma, que eliminó mis miedos, afirma Anita Moorjani (p. 203).

En cambio, creo que no decidí seguir viviendo. Siento que esa energía infinita, ese amor incondicional, me devolvió a la orilla de esta vida. Me rendí y dejé que el amor se hiciera cargo de mí. Eso me salvó.

Además de la historia personal, Anita comparte su profunda comprensión de la realidad tras su ECM, por lo que recomiendo la lectura de su libro. Para mí ha sido una revelación y una alegría ver escritas en sus palabras una versión de mis aprendizajes.

Anita, gracias por recordarnos que ya somos lo que necesitamos ser. Gracias por animarnos a expresar nuestra singularidad sin miedo.

Puntos en común

Ambas decidimos escribir nuestras experiencias y aprendizajes para compartirlos con quienes quieran leer y escuchar. Las dos comprendimos que nuestras enfermedades eran parte de nuestra razón de ser, de nuestro propósito. Y nos sentimos profundamente agradecidas por una segunda oportunidad.

Vida contenida en una jaulaLas dos tomamos consciencia del estado de expansión sin los límites de los cinco sentidos que perciben el tiempo de forma lineal. Razón por la cual ella habla del cuerpo como confinamiento y yo le llamo la jaula.

Al experimentar el estado maravilloso de la vida sin un cuerpo, las dos perdimos el miedo a la muerte. Ambas quisimos quedarnos en ese estado indescriptible de amor, bienestar y gozo. En ese estado del ser en el que no hay pensamientos.

Ambas nos preguntamos: ¿Quién soy? ¿Para qué he nacido? ¿Cuál es el sentido de esta vida? ¿Qué significa ser yo misma?

Las dos seguimos aquí para transmitir un mensaje y vivirlo. Todos somos amor y somos capaces de disfrutar el regalo de la vida sin miedo.

 

Aceptación y confianza

Aprendimos a aceptar

La aceptación es el estado en donde ocurren los cambios más positivos. Cuando aceptas, permites que todo sea tal como es. El universo nos da solo aquello para lo que estamos preparados y cuando lo estamos. Eso significa aprender a vivir en la incertidumbre para abrirse a nuevas posibilidades.

Me acepto cuando me permito ser yo misma y vivir plenamente. Me permito sentir lo que me molesta y lo que me gusta, sin luchar. Acepto mis sentimientos y pensamientos negativos y los dejo ir.

Acepto que todo pasa por una razón. Me pregunto ¿para qué?

Algunos hechos o personas son bendiciones, otros son lecciones.

 

Aprendimos a confiar

La aceptación y la confianza van de la mano. Somos parte de una sabiduría mayor que ya está en cada uno de nosotros. La clave es permitir que nos guíe, nos proteja y nos de todo cuanto precisamos para nuestro bienestar y felicidad. Es soltar y dejar ser.

Cada momento alberga infinitas posibilidades. Lo que sucede es lo que tiene que pasar me guste o no. Y al llegar a este punto, me pregunto: «¿Qué es lo que no veo aún?

Todo lo que es para mí llega a mi vida sin esfuerzo, afirma Anita Moorjani.

 

Aprendimos que el cuerpo refleja el estado interno

Si creemos que lo externo tiene más poder sobre nosotros que lo interno, nos descentramos y enfermamos. Cada dolor, cada catarro, cada molestia es un mensaje de nuestra naturaleza a través del cuerpo.

Las respuestas siempre están en nuestro interior. ¿Desde cuando me sucede? ¿Hay algo que no haya salido como yo quería? ¿Qué me impide hacer este dolor? ¿Me trato con amor y respeto? ¿Me perdono? ¿Por qué me siento así?

La enfermedad no es un enemigo contra el que hay que luchar. Esta visión bélica está basada en el miedo. Y el temor es la causa del malestar. Así que al luchar contra la enfermedad estamos alimentando la energía que la ha producido: el miedo.

Al contrario, los síntomas son la forma que el cuerpo utiliza para curar un problema más profundo. La enfermedad es un mensaje. Por eso te digo: Deja de luchar y cambia el cha,cha,cha. Tal vez si escuchas el mensaje y haces los cambios necesarios, los síntomas remitan en cuestión de días.

 

Ama y atrévete a ser quien eres

Nacemos completos como semillas de posibilidades. Cada uno tiene una posición y un propósito singular en el tejido de la vida. ¿Qué nos impide ser lo que somos? Hemos nacido para aprender a expresar nuestra propia esencia que es amor.

Lo único que tenemos que hacer es permitir lo inesperado. Permitir que las cosas sucedan. Cada cual permite o limita cuanto quiere que entre en su vida.

El propio acto de aceptarme y permitirme sentir sin juzgarme es un acto de amor por mí misma, dice Anita (p. 215).

Ser yo misma es centrarme. Es reconocer mi lugar en el universo y sentir mi conexión con todo lo que existe. Como una gota en el océano, o un grano de arena en la playa. Más ser y menos hacer.

Atreverme a ser lo que soy implica estar donde, cuando y con quien quiero estar. Significa ser consciente de si mis decisiones están motivadas por el miedo o por el amor.

Supone dejar ir las creencias que ya no sirven. Soltar o liberar todo vínculo o apego con cualquier expectativa o resultado es curativo.

Amarse a uno mismo es conocerse, es reírse de los errores y poner límites.

Si escuchas a tu verdadero ser, cualquier camino que escojas será el correcto, afirma Anita.

 

¿Escuchas a tu verdadero ser?

¿Qué significa para ti amarte a ti mismo/a?

¡Ama y atrévete a ser quien eres!

 

Referencias

MOORJANI, Anita. Morir para ser yo (Dying to Be Me). Traducción: Puerto Barruetabeña. Madrid: Gaia Ediciones, 2012. (Original EE.UU: Hay House, Inc. 2012)

Beyond blindness there is love throughout

Beyond blindness there is love throughoutInto the darkest day of the soul,
through the pain and despair,
inside the depths of my heart,
without any thought of any sort,
by almost dying, I learned to be thankful
for the power of love.

Beyond blindness, I saw the light.
Beneath my warm skin,
around the chaotic world
above the sheltering sky,
there is love throughout.

Until the end of time,
even behind hatred eyes, love hides.
Without love, I would have passed away
but thanks to it
I am still alive.

Out of time,
in another dimension
till I discovered the joy of existence
across Nirvana.
Bang!

Dos testimonios inspiradores para el día mundial del ictus

Dia mundial del ictusTodo ictus es traumático para quien lo sufre y para sus familiares. Sin embargo, hay quienes logran convertir esta experiencia dolorosa en aprendizaje y en crecimiento. Para conmemorar el día mundial del ictus, comparto los testimonios inspiradores de dos supervivientes. Dos mujeres que tuvieron una hemorragia en el hemisferio izquierdo a los 37 años.

A veces la vida nos da sorpresas en forma de shock

Estaba sola en el baño del restaurante italiano cerca de casa. Cuando sentí como si me estuvieran clavando puñales en la cabeza. El dolor era intenso, asfixiante y cegador. La oscuridad me tragaba y pensé: tengo que pedir ayuda, tengo que salir de aquí.

Logré abrir la puerta del cubículo del váter y vi mi reflejo en el espejo. Vi el jersey verde que me gustaba tanto y unos vaqueros grises. Apoyé mis manos en el lavamanos intentando respirar y juntar fuerzas para salir del baño. Sentía que me iba a caer. Fragmento de El Gozo de Existir.

No recuerdo cómo logré bajar todas las escaleras para pedir ayuda, antes de desmayarme. Nunca me había sentido así.

No se me ocurrió pensar que estaba teniendo un ictus. La sangre inundaba mi cerebro a gran velocidad. Fue todo tan rápido que no me di cuenta de que me estaba muriendo.

Tres días después, cuando me desperté del coma, confundida y adolorida, no sabía en dónde estaba. Iba y venía del limbo, del silencio de la mente anestesiada. Quería escapar del dolor del sonido y de la luz. Me sentía como un globo que flotaba atado a una jaula.

Tardé más de diez días en recuperar la memoria a corto plazo. Allí, en la cama del Hospital 12 de Octubre. Y cuando tomé consciencia de lo que me había sucedido, lloré agradecida porque seguía viva.

Había estado a punto de morir pero seguía viva y aunque no podía moverme, quería comerme el mundo. Deseaba aprovechar al máximo cada segundo de esta segunda oportunidad, de este hermoso regalo.

El amor, la energía maravillosa que todo lo une, me había salvado una vez más.

El gozo de existir

Ya había vivido «momentos de eternidad». Esos flashes en los que el ser se instala en la dicha del instante presente. Sin embargo, después de la segunda cirugía viví una experiencia mística. Que otros llamarían nirvana u orgasmo cósmico.

ManosNirvanaNo sé cuánto tiempo pasó. Al abrir los ojos vi un agujero negro allí en donde había estado ese médico. Sentí que mi energía atravesaba ese agujero. Más que un túnel era como una membrana que daba paso a otra dimensión, con una presión distinta. Como cuando te sumerges lentamente en una piscina.

Al atravesar la membrana el ruido, el frío y el dolor desaparecieron. Al mismo tiempo que mi ser, desprovisto de mi percepción individual, se expandía, libre como un gas en la inmensa oscuridad sin forma, en el júbilo infinito. A lo lejos, muy lejos, veía puntos de luz.

Me fusionaba en una mezcla de paz, amor, bienestar y un inmenso gozo de existir… éxtasis. Me hubiera gustado quedarme allí para siempre. En esa unión con el todo. En ese encuentro con la naturaleza más profunda de mí misma. Fragmento de El Gozo de Existir.

No era como salir del útero. Todo lo contrario, era la vuelta a la fuente, al origen. Y cuando conectas con lo más profundo de tu naturaleza, confías. Y al confiar dejas de temerle a la muerte.

Hay personas que llegan a este estado maravilloso gracias a la meditación. Así que todos podemos lograrlo, si queremos, claro.

Jill Bolte-Taylor: un derrame de lucidez

Una hemorragia cerebral puede ser un derrame de luz. Así lo explica Jill Bolte-Taylor en su libro «A stroke of Insight» (Un derrame de lucidez). Esta neurocientífica americana sufrió una hemorragia cerebral en su hemisferio izquierdo cuando tenía 37 años. Durante cuatro horas fue testigo del deterioro de su cerebro y sobrevivió para contarlo. Tardó ocho años en recuperarse.

Su presentación en TED es maravillosa. Este es un fragmento de su mensaje:

Cuando desperté, me sorprendí de seguir viva. Sentía mucho dolor. La luz quemaba mi cerebro. Los sonidos eran tan fuertes y caóticos que no podía distinguir las voces del fondo y quería escapar. No podía identificar la posición de mi cuerpo en el espacio. Me sentía enorme y expansiva. Como un genio liberado de su botella. Mi espíritu navegaba en un mar de euforia silenciosa.

Y pensé: Nirvana. Encontré el nirvana […] Si sigo viva y encontré el nirvana, cualquier persona que esté viva puede hacerlo. Imaginé un mundo lleno de gente bella, pacífica, compasiva. Personas que sabían que podían visitar este espacio en cualquier momento. Y que podían escoger dar un paso del hemisferio izquierdo hacia su paz en el hemisferio derecho. […] Qué tremendo regalo puede ser esta experiencia, qué derrame de iluminación puede significar a la forma como vivimos nuestras vidas. Saber que en cada momento podemos escoger cómo queremos ser y estar aquí, ahora.

 

Así que…

Estar al borde de la muerte y vivir para contarlo, duele mucho, pero es todo un regalo.

Depende de cómo lo mires.

Porque no podemos cambiar lo sucedido, pero sí la forma como lo vivimos y lo recordamos.

Así como lo hicieron estas dos mujeres de 37 años. Ambas con hemorragias en el hemisferio izquierdo.

Y algo más en común: la esperanza de un mundo mejor gracias a la experiencia del nirvana.

Una tardó 8 años en recuperarse. La otra tiene aún tiene secuelas. Nadie ha dicho que sea fácil.

Entonces, aceptemos que la vida es cambio.

Dejemos ir al que fuimos, porque nunca seremos los mismos.

Mucho ánimo si te estás recuperando de una enfermedad. Ella es un mensaje de tu cuerpo para que sanes (parafraseando a Carl G. Jung).

Espero que te hayan inspirado estos testimonios para conmemorar el día mundial del ictus.

Y gracias por compartir.