Multidimensional

Para entender lo multidimensional y reflexionar sobre los distintos niveles de consciencia me gustaría comenzar con dos citas: «Aquellos que no escuchan la música llaman locos a los que están bailando» y «ella era pura poesía pero él no sabía leer».

Los que bailan porque escuchan la música y la disfrutan tienen un nivel de consciencia más amplio que aquellos que no se dan cuenta de sus propias limitaciones (no escuchan) y juzgan a los demás.

Leer es una herramienta para ampliar la información y de ahí, si quieres, pasar a experimentar nuevas experiencias físicas y sutiles. Y si tú eres pura poesía y alguien no te aprecia, recuerda que tu valor está en ti, no en lo que perciban los demás.

¿Qué es lo multidimensional?

Entenderás mejor la multidimensionalidad si alguna vez has pensado en alguien y esa persona te llama; si has experimentado un ‘déjà vu’, una regresión, una premonición; si has vivido la telepatía, la clarividencia, la clariaudiencia, el clariconocimiento; si has sentido presencias de desencarnados o fantasmas; si has tenido sueños vívidos; si te pasan, escuchas o ves cosas raras sin aparente explicación lógica; si alguna vez has sentido que te sales del tiempo y del espacio; si te has sentido tan feliz que sientes que caminas sin tocar el suelo; si recibes mensajes de las plantas, piedras, cristales o sientes que puedes comunicarte con los animales; si has comprobado que aquello que imaginas es creado y puede manifestarse en la plano físico; si has tenido una experiencia cercana a la muerte; si eres consciente de que el tiempo lineal: pasado, presente y futuro es una ilusión de la mente fraccionada.

El pasado y el futuro son sólo estados mentales. El momento presente es el único momento real. Neville Goddard.

Lo que consideramos nuestra “verdad” cambia a medida que ampliamos nuestro punto de vista, nuestro estado de consciencia y nuestra comprensión multidimensional. Entonces nos damos cuenta de que mucho de eso que considerábamos verdadero eran creencias limitantes.

Por ejemplo…

Al elefante que desde que nace le atan una pata a una cuerda, y aprende que no se puede liberar y que tiene que obedecer a un amo, crecerá creyendo que un amo, una cuerda y un aro son más fuertes que él. Esa es una creencia limitante. Esa ha sido toda su experiencia vital. Si algún día, el elefante mueve la pata y se suelta, se dará cuenta de que tiene mucha más fuerza de la que creía y podrá recuperar su libertad, si así lo decide.

A los seres humanos también nos han condicionado y adiestrado como a elefantes atados a una soga para que no seamos conscientes de nuestras capacidades. Ya es hora de que nos espabilemos y nos quitemos todo aquello que nos limita o drena nuestra energía.

Ya es hora de recordar lo que somos y retomar el poder que hemos cedido sin darnos cuenta.

¿Quién es el ser humano?

El ser humano es un vehículo biotecnológico para explorar la densidad en distintas dimensiones. Es el personaje de un juego.

Desde mi punto de vista, más que humanos, somos energía emanada de la fuente primordial, con una frecuencia de vibración que en parte se expresa a través de lo que percibimos como materia (energía densa).

Aunque nuestro cuerpo humano es un vehículo, somos más que un personaje en un cuerpo. Somos seres fractales de la fuente, y dependiendo de nuestro estado de consciencia multidimensional y de nuestra frecuencia de vibración vamos a tener una mayor o menor comprensión y capacidad de manifestación. Es decir, vamos a vivir experiencias desde la vibración elevada del amor o la vibración baja del miedo.

El vehículo humano nos permite experimentar la vida en la densidad y crear nuevas conexiones en un cuerpo físico, mental y emocional capaz de albergar la luz de la fuente primordial.

El reto humano es bucear entre situaciones, emociones, sensaciones y pensamientos para salir a flote sin apegos, para nadar hacia el origen, y recordar la propia esencia del ser. El reto humano es quitarle el drama y la parasitación a esta experiencia y disfrutarla como un juego lleno de posibilidades, cuyas reglas pueden cambiarse.

¿Qué relación tiene el cuerpo con el ser humano?

El cuerpo es un vehículo y el ser humano es un tipo de vehículo cuyo conductor es una chispa multidimensional emanada de la fuente primordial.

La mente humana etiqueta y clasifica para entender por eso hay quienes separan el cuerpo físico o biológico de otros cuerpos sutiles. El cuerpo mental, el cuerpo energético, el cuerpo astral que se separa cuando dormimos, el Merkabah o navegador de luz, el cuerpo etérico (también llamado Prana, Chi, Orgón, energía escalar, neutrino), el cuerpo espiritual o causal que alberga la chispa divina. Y estos cuerpos son vehículos para navegar por las distintas dimensiones del toroide energético que tiene una polaridad negativa y otra positiva.

La ventaja del ser humano consciente es que puede moverse entre distintos rangos de frecuencia de vibración gracias a su intención, a su autoconocimiento y a la gestión de sus emociones, pensamientos, palabras y actos. El ser humano escoge sentir, ser y expandir amor o no.

No todos los seres pueden hacerlo. Los seres oscuros o densos no pueden experimentar rangos de frecuencia altos. Tienen una experiencia limitada y para sobrevivir necesitan la energía de seres que sí pueden aumentar la frecuencia vibratoria. Esta parasitación se hace a través del miedo y de todas las emociones densas: tristeza, rabia, odio, culpa, vergüenza, frustración, ansiedad, preocupación, duda, envidia, avaricia, lujuria, insatisfacción, dependencia, impotencia, sentir que no eres suficiente, etc.

Cada pensamiento, emoción, palabra, acto deja huella y se encausa en una sucesión de hechos o trayectoria de posibilidades que llamamos «la historia de mi vida» o «línea de tiempo» que tiene su propia inercia o carga energética. Así, a mayor cantidad de pensamientos y emociones positivas, atraeremos más eventos y seres agradables. Por eso es tan importante ser responsable de lo que pensamos, sentimos, decimos y hacemos en cualquier circunstancia.

Ser responsable de tu trayectoria de posibilidades

Si en un momento dado no somos capaces de cambiar las circunstancias, sí podemos cambiar la forma como percibimos eso que pasa para que no nos afecte tanto. Podemos ser conscientes y responsables de nuestros pensamientos, emociones, palabras y actos.

En mi caso, tuve un ictus en el 2012 y decidí vivirlo con gratitud y verlo como una oportunidad que me permitió ampliar mi consciencia de manera exponencial. No fue un castigo, fue un reto.

Otro ejemplo de salto de trayectoria es el hecho de recordar algún suceso de nuestra vida con tanta nitidez que es como si lo estuviésemos viviendo de nuevo y eso nos permite modificar el recuerdo y liberar cualquier emoción que se haya quedado atrapada ahí.

Un tercer ejemplo es lo que pasa cuando tomamos una decisión y vemos que algunas personas se alejan y salen de nuestra vida porque ya no vibramos en la misma frecuencia.

La trayectoria, esa historia que nos contamos, es una película con trillones de fotogramas que podemos editar.

Con una mente lineal, creemos que el pasado ya pasó y no lo podemos cambiar. Es una programación, una creencia limitante. Sin embargo, el pasado es dinámico y modificable en el astral porque toda la información queda grabada en la consciencia en sus distintos niveles de frecuencia a los que podemos acceder en el presente. No se trata de viajar en el tiempo sino de conectar con la información de un evento dado para conocerlo y/o transformarlo.

Esa historia que nos contamos, esa línea de tiempo o trayectoria es un concepto distinto al de dimensión. Una dimensión es un estado de energía con un rango de frecuencia vibratoria en una creación en constante expansión. Todo lo que se percibe es una ilusión, una proyección mental. El espíritu conoce y comprende. La consciencia siente y sabe. La mente percibe (y muchas veces lía la perdiz).

¿Qué tipo de dimensiones existen?

Para un físico, una dimensión es la magnitud que te muestra las medidas de los seres en el espacio con una posición y dirección. Según ellos hay once. Para un matemático, las dimensiones son: alto, largo y ancho. El tiempo sería la cuarta dimensión.

Dicen que existen muchas más de las que conocemos o podemos describir. Si una dimensión es un estado de energía con un rango de frecuencia vibratoria determinado, ¿cómo se puede medir o dividir eso? ¿De qué depende que podamos percibir esas dimensiones? ¿Para qué etiquetar o numerar un estado de consciencia?

Pasar a una dimensión con una frecuencia más alta no significa viajar a otro lugar con el cuerpo físico, sino tener consciencia de aspectos más profundos y sutiles de nuestro estado.

Las dimensiones podrían entenderse así:

La primera dimensión es el objeto.

En la segunda dimensión hay objeto y sujeto. Cualquier patrón que se repite tiene que ver con una estructura binaria de segunda dimensión. «Yo soy frente a mis circunstancias». Aquí estamos en modo lucha por la supervivencia, en conflicto con el otro. Vemos enemigos y problemas. El ego nos mantiene en el «quiero tal cosa que no tengo» y en la insatisfacción.

Para salir del bucle hay que tomar distancia y cambiar el enfoque.

En la tercera dimensión, el observador toma distancia y ve el objeto y el sujeto. La tercera coordenada es la consciencia testigo. Mi cosmovisión, desde donde lo estoy enfocando. Hay aprendizaje y salimos del bueno-malo. Nuestro ego reconoce que no somos nuestra historia personal. Nuestra consciencia reconoce los pensamientos, emociones y actos motivados desde el ego y comienza a corregir.

La mayor sabiduría de la tercera dimensión es despertar la mente cósmica de percepción expandida para saber lo que es real en el universo y dar sentido a la vida. Es el despertar de la consciencia en la mente. ¿Qué significa lo que me pasa? Matt Kahn.

La cuarta dimensión es el tiempo lineal: pasado, presente y futuro. En esta realidad todo sucede en su debido momento y eso tiene una razón de ser.

Es un proceso y si adelantas una etapa, la interpones a otra. Necesitamos el tiempo para despertar de los viejos paradigmas y alinearnos con lo nuevo. Cuando fluyes, el tiempo es tu aliado. Experimentar la armonía cambia la percepción. No le puedes pedir al invierno que sea más corto, en cambio, cuando lo disfrutas pasa más rápido. Robert Martínez.

Otra forma de entender las dimensiones son los estados 

Las dimensiones son estados de consciencia que se pueden comparar con los estados de la materia: sólido, líquido y gaseoso. Con los cambios de temperatura los sólidos se transforman en líquido (fusión), el líquido se vuelve gaseoso (vaporización), lo gaseoso se enfría y se vuelve líquido (condensación), lo líquido se vuelve sólido (solidificación). Estos cambios suceden porque sube o baja la frecuencia vibratoria.

Los sólidos tienen tres dimensiones: alto, largo, ancho. Alguien que solo tenga consciencia de lo físico percibe hasta la tercera dimensión, vive en el drama humano y se conecta con la mente. Solo cree en lo que ve y en lo que puede medir. Se conforma con el sistema y obedece.

Quien percibe el astral está en estado líquido y en la cuarta dimensión. Puede mezclar el drama humano astral, percibe un cuerpo o formas distintas como esferas de luz. Puede percibir realidades de distintas densidades como parásitos, implantes y energías depredadoras del bajo astral o mundos y seres del alto astral.

El estado gaseoso es una dimensión graciosa, vaporosa. Ya no hay identificación con el cuerpo, es un fluir sin yo. La onda vibra más rápido y la consciencia se expande y es como si tuviera ojos por todas partes. Esta es la quinta dimensión y se puede experimentar de manera consciente en un cuerpo humano.

¿En qué consiste la quinta dimensión?

Somos multidimensionales y no nos hemos dado cuenta. A partir de la quinta dimensión somos conscientes de nuestra multidimensionalidad. Somos consciencia y lo que se encuentra dormido es el vínculo entre la consciencia y el personaje o avatar que usamos.

Cuando cambiamos de estado de consciencia, tenemos coherencia entre las emociones, la mente y la energía. Integramos el mundo interno de manera sostenida. Fusionamos nuestros cuerpos (físico y sutiles) en la frecuencia del amor. Cultivamos la paz, la serenidad, la alegría, el optimismo, el amor, el disfrute. Es un estado de plenitud sin apego.

Despertamos la sabiduría del corazón. Me amo tal y como soy y lo siento ahora. Integro la vida en mi corazón. Abro un espacio de comprensión en mi corazón para los demás.

Más que personajes humanos, somos seres multidimensionales. Nuestro cuerpo (físico y sutil) es un vehículo de experimentación y un portal de manifestación para nuestra esencia.

¿Cómo tomar consciencia?

A través de la observación sin juicio de nuestros sueños, emociones, pensamientos, palabras, actos, creencias limitantes y programaciones.

El miedo, la culpa, la vergüenza, el asco, la ira, etc., son emociones densas que nos cubren como capas de un pesado traje que podemos quitar. Cuando lo hacemos, sale a la luz nuestra verdadera esencia.

También podemos usar herramientas como la hipnosis, la regresión, los sueños lúcidos, la meditación con reflexión para calmar la mente egoica y abordar el inconsciente de manera consciente.

Tomar consciencia es poner luz en la sombra. Es hacer limpieza interna. Es reconocer y quitar todas las programaciones limitantes. Cuando ya tenemos el hábito de observar los pensamientos, diálogo y emociones nos damos cuenta de que hay un programa autónomo colectivo a disolver. Nos damos cuenta de que en nuestra mente cargamos con la presencia de informaciones externas que hemos incluido y que nos desgastan.

Todo aquello que hemos dejado inconcluso nos abre una brecha energética que nos debilita. Al tomar consciencia, recapitulamos y cerramos ciclos. Así integramos la energía fragmentada.

¿Qué activa la vitalidad y la energía?

Motivarse, salir del bucle mental, tener conversaciones divertidas o nutritivas para activar el intelecto y elevar la vibración; hacer ejercicio o caminar en la naturaleza; reconocer, sentir e integrar las emociones; recapitular experiencias; cerrar los bucles repetitivos que nos drenan y recordar todo aquello que nos hace feliz.

Pequeños detalles que me hacen feliz: el olor del café y de un bizcocho recién hecho, las risas y los abrazos de mis hijos, las caricias de mi marido, el calor del sol sobre mi piel, la música que me hace bailar en cualquier sitio, la sensación de vitalidad y satisfacción después de hacer ejercicio, un fin de semana para jugar, pintar o hacer algo distinto, sentir la arena y el agua del mar en mis pies, la magia de las corazonadas, la vibración de la valentía, asumir retos y superar los propios miedos…

Con un cuerpo nacemos y sin materia nos vamos, por eso el desapego es vital. Cuando comprendemos que no somos un cuerpo y que somos mucho más que humanos es mucho más fácil soltar y vivir sin drama. El desapego es abrirse a la incertidumbre y soltar los viejos paradigmas, costumbres, creencias. Suelta el qué va a pasar y enfócate en ser tu mejor versión ahora. Lánzate y te llegará la información. La sabiduría surge cuando estás viviendo la experiencia.

Ahora muchos estamos recuperando la trayectoria de nuestra esencia. Por eso te pregunto: Con cada uno de tus pasos, palabras, pensamientos, emociones, ¿qué rumbo está tomando tu trayectoria? ¿eres consciente de tu ser multidimensional?

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Referencias

Aitor Neo Logo, Entrevista a Robert Martínez, Mecánica de la realidad, Youtube, 30-mar-21

Un salto cuántico. La ciencia del éter: Una energía que traspasa el espacio y el tiempo. (Con Joaquim Piquer). Youtube, 16-ago-21

Qué es lo multidimensional. Charla con Carmen Bengoechea en su programa Vinosofía, transmitido en Radio enlace 107.5 FM Podcast en Ivoox

Vida Multidimensional, de Fran de la Fuente, La quinta dimensión, compartiendo experiencias astrales, Youtube, 24-sep-23