Hay miradas que son un anzuelo,
donde brillan los deseos,
la promesa de lo que puede ser.
Otras que son una bronca,
un silencio de queja e incomprensión,
una llamada de atención.
Hay miradas que son un puente,
un mar que te arrastra a contracorriente,
donde confluyen las almas y el amor.
Algunas como lagos cristalinos,
que reflejan la belleza de la esencia,
la luz que irradia lo divino.
Otras son vehículos,
que por sorpresa y sin retorno
te transportan a un viaje cósmico.
Hay miradas que son una despedida.
Ni hasta pronto ni que te bendigan.
En paz, con pena o con ira, los ojos dicen adiós.
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