Necesito decirlo, repetirlo y escribirlo: te agradezco mucho que seas mi musa y mi madre. Cada día que pasa, te admiro más. Cada cosa que aprendo, te respeto más. Y cuando miro atrás comprendo tus errores, tus palabras, tus esfuerzos. Te quiero, mamá, te quiero. Y ahora que también soy madre, aunque me repita, necesito decirte que te quiero aún más. Tú eres la brújula que me guía. Un espejo que refleja lo que quiero repetir, lo que prefiero evitar. Eco del amor que eres, y de todo lo bello que das. Fortaleza, valentía, sensibilidad, dulzura, perdón y paz. Evito repetir la historia. Caer en la trampa del sacrificio, arcaico patrón malentendido, que te atrapa en la cárcel del oficio. Limpiando la casa liberas tu mente. Yo me refugio en el arte, para soltar ataduras en este patriarcado asfixiante. Me enseñaste a seguir aprendiendo, a caer y a levantarme. Gracias mi musa y mi madre, por tu gran amor, dedicación y coraje.
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