Todo cambia, aunque no nos demos cuenta. ¿Sabes fluir con el cambio?

Crisálida, dibujo a lápiz. N.M. Parga
¿Cómo vives en un mundo cambiante?
¿Cómo sientes los cambios dentro y fuera de ti?
¿Dejas que sucedan con facilidad y gracia?
Desde mi experiencia, fluir con el cambio es más fácil cuando le haces caso a tu intuición, cuando agradeces lo vivido y cuando sueltas con la confianza de que algo más acorde con tu ser presente va a llegar a tu vida o a sintonizar contigo.
¿Reaccionas o respondes?
En una situación, durante algún cambio, ¿observas o juzgas lo que sucede? Los condicionamientos y creencias de tus padres, sociedad, etc. te han moldeado por mucho tiempo. ¿Identificas cómo?
¿Cómo vives en cada momento lo que ocurre?
¿Reaccionas?
Reaccionar es reproducir de manera automática un programa instalado en tu primera infancia y repites lo que has visto o vivido. Estás en estado de alerta y en modo supervivencia. Es como apretar un gatillo o una herida. Te haces parte del problema. Este es el viejo paradigma. Es la programación que genera emociones densas: rabia, miedo , tristeza, envidia, angustia, ansiedad, celos, etc.
¿Respondes?
Te dices: «elijo la respuesta que voy a dar y decido de manera consciente a lo largo del día». Eres consciente y estás en modo: «disfruto de la vida ahora. Pase lo que pase soy capaz de mantenerme en mi centro y en mi paz». «Estoy programada para X pero escojo actuar desde el amor».
Al elegir cómo actúas ante lo que sucede, ejerces tu libre albedrío. Al reconocer y cambiar tus programaciones y creencias puedes cambiar tu destino. Sí, puedes. Eso es libertad.
El crecimiento espiritual más importante no ocurre cuando estás meditando o sobre una estera de yoga. Sucede en medio del conflicto, cuando sientes frustración, rabia, miedo y estás haciendo lo mismo de siempre, y de pronto te das cuenta de que tienes la opción de hacerlo de otra manera.
El cambio está sucediendo
Según el calendario Maya, en el 2012 hubo un gran cambio energético y astrológico. Algunas personas lo sentimos en nuestros cuerpos. Yo tuve un ictus, estuve a punto de morir y gracias a este evento, día a día, comencé a ampliar mi estado de consciencia.
Para sanarme necesitaba generar nuevas conexiones cerebrales y liberarme de todo aquello que me pesaba. Por eso, me propuse hacer cosas nuevas y diferentes todos los días. Esto me facilitó abrirme al cambio y ser más flexible.
En el exterior vemos caos, incertidumbre, sistemas obsoletos que no funcionan y que causan dolor. Necesitan desintegrarse para ser recreados con una energía más amorosa como base.
Nosotros también lo necesitamos. Si nos apegamos al pasado, a nuestra antigua forma de ser y nos resistimos al cambio, la vida será más difícil, nuestro sistema interno se romperá.
Cambiar es ir más allá de lo conocido y ser valientes. Cuando nada es seguro, todo es posible.
Fluir con el cambio
Sin embargo, el cambio es fluido al aceptar que somos parte de una gran conciencia esperando a que le permitamos expresarse a través nuestro. Esta conciencia nos habla a través de la intuición y para comunicarnos mejor, hemos de soltar capas y velos, programaciones y creencias.
Para que el cambio fluya con suavidad, también nos ayudan: el desapego, la gratitud y la intención.
La intuición como guía
Amémonos a nosotros mismos lo suficiente para confiar en lo que nos transmita la intuición porque ella es la conciencia que nos guía en el camino individual. Esa guía está disponible en cualquier momento si nos relajamos lo suficiente para sentirla y escucharla. Permitamos que nuestra intuición sea más importante en nuestras vidas.
La intuición es una certeza libre de emoción, de mente y de impulsividad. Es una información clara y pacífica que se hace más presente a medida que le prestamos atención.
Todo lo que cause duda, separación o malestar viene de la mente egóica.
El ruido externo puede ahogar el susurro de la intuición. Por es importante desconectar de la política, de las noticias, de la tele, del miedo. Dejar de darles importancia y atención. Acallar la barahúnda para calmar las emociones y enfocarnos más en lo que sucede en el interior.
En calma y en un relativo silencio se hace más fácil conectar con la intuición. Sintamos las respuestas que están en el interior.
Fluir con desapego, el arte de soltar
Qué importante es soltar y cuánto nos cuesta. ¿Por qué nos aferramos tanto a ciertas personas, cosas, situaciones, creencias, incluso a la idea que tenemos de lo que somos?
Imagina una bombilla encendida y cubierta de bichos por completo. Estos no permiten que se vea la luz. Algo así nos pasa. Y cada ser decide si suelta y se quita (o no) ese montón de bichos para que su luz brille.
Los «bichos» son todo aquello que no te permite conectar con tu esencia y te drena tu energía. Por ejemplo, programaciones, condicionamientos, creencias limitantes, miedos, emociones densas, pensamientos negativos, acuerdos desventajosos, automatismos, etc.
Si tu cuerpo y tu mente están en piloto automático, han perdido su libre albedrío por un programa. No están creando tu realidad personal. En ese caso, algo externo puede controlar o manipular cómo te sientes y cómo piensas.
Cambiar es superar el condicionamiento a vivir en el pasado con programaciones y creencias limitantes. Es dejar comportamientos automáticos e inconscientes en una rutina que se adquiere a través de la repetición: los hábitos.
Agradecer facilita el desapego
El acto de soltar es más fácil cuando agradecemos a las personas, eventos, ciudades, cosas, animales, situaciones que se han presentado en nuestra vida y que queremos dejar.
Agradecer es valorar lo que ya tienes y eres. La gratitud es la llave que abre la puerta de la abundancia. Así que agradece y suelta con confianza. A medida que cambies, lo que llega a ti también será diferente porque sintonizará con tu estado actual.
En el momento en que tomas una decisión diferente entras en el río del cambio, en lo desconocido. El siguiente momento será impredecible. Entras en la incertidumbre que es el estado perfecto para crear algo nuevo. —Alcazar.
La intención le da sentido al cambio
¿La vida te lleva como a un camarón que se duerme o capitaneas tu barco con intención? Me gusta la idea de transformar mi presente y tomar las riendas hacia un mejor futuro. Ya sé que al cambiar las programaciones y las creencias puedo modificar mi destino.
Si no te expresas, otro hablará por ti. Si no decides, otro decidirá por ti.
La mejor manera de predecir tu futuro es creándolo. […] En el momento en que sientes abundancia y dignidad estás generando riqueza. En el momento en el que haces tuyo el sentimiento de empoderamiento te estás encaminando hacia el éxito. En el momento en que te enamoras de ti misma/o y de la vida crearás un igual. Y en el momento en que comienzas a sentir gratitud comenzará tu curación. En el momento en que sientas asombro por la vida tendrás una experiencia mística. Eso es causar un efecto. —Dr. Joe Dispenza.
Ejercicio de escritura terapéutica
¿Es posible tener el trabajo, la vida o la relación de mis sueños?
Cuando te haces esa pregunta enciendes el centro de creatividad en tu cerebro, el lóbulo frontal, que es el director de la orquesta. Abres nuevas posibilidades y creas una intención. Le das a tu cerebro una probada del futuro.
Te invito a que respondas esa pregunta por escrito y a mano. Imagina cómo sería la vida de tus sueños. ¿Qué ves? ¿Qué haces? ¿A qué huele? ¿Qué sonidos escuchas? ¿Hace frío o calor? ¿Montaña, desierto o playa? ¿Hay luz o sombra? ¿Qué sabor te deja esa experiencia? ¿Tienes una sensación de ligereza o de pesadez? ¿Qué pasos das para llegar hasta ahí? ¿Hay aprendizajes y experiencias por el camino? ¿Necesitas cambiar o ajustar algo?
Las excusas para no fluir con el cambio
El cuerpo: «No tengo ganas. estoy cansado, me duele la cabeza». Usas los sentimientos como un barómetro para el cambio y así te alejas de las posibilidades.
El entorno: seduce para volver a la realidad actual. «Tengo que, debo…».
El tiempo: «No había/tenía suficiente tiempo».
¿Qué es lo peor que podría pasar? ¿La muerte? La muerte es la solución biológica de la vida para recrearse de nuevas maneras. La vida está llena de pequeñas muertes, de pequeños y grandes duelos. Por ahí dicen que lo que no te mata, te hace más fuerte.
El primer paso para cambiar es ser la conciencia que observa el programa y las creencias. Es darte cuenta de tus pensamientos, acciones y comportamientos automáticos. Es abrir una puerta para que tu subconsciente se comunique contigo y comparta las fichas perdidas del rompecabezas.
Podemos aprender y cambiar en un estado de dolor y sufrimiento. También podemos aprender y cambiar en un estado de alegría e inspiración.
¿Cuál escoges?
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La intuición: qué es y cómo desarrollarla
Referencias
Dispenza, Joe. Rewired. What is change? Gaia
KRYON- Channelling, «Magnetics«, Youtube, 21-dic-19, Alcazar, Min: 8:27-25:30
Parece que es más fácil dejar de comer que dejar de juzgar.
8 🧡 Procura no asumir:
Emprender es un acto de valentía. Es tener ganas de crear algo distinto, de ser libre para organizar tu tiempo y tus prioridades según tus talentos, corazonadas y pasiones.
Es amor
estar con quien quiero,
allí, en donde puedo ser más
y hacer menos.
Me amo, me cuido, me lo merezco.
Doy, comparto, respeto.
También disfruto recibir.
Me sienta bien descansar,
dejarme mimar, que me traten bien.
¡Basta ya de complacer!
Me amo cuando establezco límites para la convivencia.
Sin dominar, sin dejarme pisar.
Me amo cuando digo: «Ahora no» y «basta ya».
Sé hasta dónde puedo llegar y cuánto puedo dar.
Porque si me extralimito, me enfermo.
Por eso, conozco mis ritmos, mis ciclos y los respeto.
Como toda persona, soy digna de amor.
Me arreglo, me miro, me gusto.
Me relajo, sin tensar el cómo.
Me regalo un paseo por la playa,
un café con mis amigas,
la lectura de un libro,
un rato a solas conmigo.
Me acepto tal y como soy.
Sin exigencias, sin condiciones, sin castigos.
Soy amable y paciente conmigo.
Soy un ser completo, una semilla de posibilidades.
Y me lo creo.
Así recreo una mejor versión de mí misma.
En cualquier circunstancia, estoy en el lugar y momento preciso.
Manejo mi espacio personal y mi tiempo.
Asumo las consecuencias de mis actos.
Y cuido con cariño mis heridas.
Hago los cambios necesarios para que mi vida me guste.
Sin forzar situaciones o personas.
Voy más allá de mis miedos.
De lo más banal, a lo más trascendente,
cuando me amo, me cuido, todo tiene sentido.
¿Escribes y como loro repites:
"La vida es una lucha".
"Seguimos en la lucha".
"Eres una luchadora".
"Hay que luchar"?
...cha, cha, chachachá.
Qué cacofonía,
¿Será pereza mental?
Hay otras palabras,
mucho más precisas,
verbos y adjetivos
para utilizar.
¿Y no te indigestas
porque hasta en la sopa
encuentras la lucha
y el verbo luchar?
Que si reivindican,
que si está de moda.
El enfoque bélico
es antinatural.
Por si no te enteras,
si contra algo luchas,
eso que combates,
por colisión alimentarás.
Y de paso pierdes
tu propia energía,
tu tiempo, tu risa
tu salud y tu paz.
Vacía tu mente,
haz algo distinto,
ámate y cuídate,
ponte a favor de lo deseado,
en lugar de luchar.
Bendice y libera,
comprende y acepta,
escucha el silencio,
conecta con tu creatividad.
Porque los sueños no se luchan,
¡se hacen realidad!
Esta vida es un regalo,
es una escuela, una aventura.
Afronta los problemas,
toma decisiones,
eres capaz de superar la enfermedad.
Así que hazte un favor,
y déjate de luchas,
ama, ríe, disfruta,
vive en la abundancia
y cambia el chachachá.
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