La esperanza es en sí misma una especie de felicidad

Con los ojos vendados,Esperanza
me entusiasma la idea
de lo que va a pasar.
La esperanza es en sí misma
una especie de felicidad.

Aunque me caiga, aguardo lo mejor.
Cada pequeño paso es un logro
que me impulsa a continuar.
Y si tropiezo con las piedras, 
lo acepto.
Es lo que necesito en ese momento.

Cierro los ojos y confío
porque veo con el corazón.
Creo en mí, aunque me cueste.
Y por dentro una luz se enciende e ilumina el exterior.
La vida tiene sentido, 
a pesar del resultado final o el destino.

Cada amanecer me regala
una página en blanco
para llenarla de luz y color,
con palabras creadoras,
escogidas con amor.

La esperanza es la certeza
de que veremos la luna y luego el sol.
Y aunque el día haya sido difícil,
al anochecer mis ojos se cierran
cargados de ilusión.

Incertidumbre en puntos suspensivos

«Ya veremos», respondiste,
y me dejaste en puntos suspensivos.
Atemporales e indefinidos,
en el aire de la incertidumbre
siguen esos puntos suspendidos.

«Me lo voy a pensar», añadiste.
Y eso, ¿qué significa?
Que te mueres de ganas y de miedo,
o que no te interesa un bledo.

Ante la duda se impone el silencio,
un punto y aparte.
Un sí pero no.
El paréntesis de la indecisión.

Dejaste en suspenso
un deseo a la vez tan vivo y tan muerto,
¿Pides tiempo al tiempo?
¿Temes comprobar el estado de tu corazón?

Y sigo aquí, cual espejo.
Espero el momento
en el que tú y yo colapsemos
unidos en una mirada
como un mismo observador…

Incertidumbre en puntos suspensivos, #videopoema en Instagram.

Un hermoso regalo comparto aquí

manoscerebroMúltiples obsequios
en un hermoso regalo recibí.
Los miedos que me nublaban
desaparecen y tienen fin.

Ya no temo a la muerte.
Sé que dejar el cuerpo no es morir
sino el inicio de una nueva vida.
Libre, feliz, expansiva.

Si antes callaba y sonreía,
ahora digo, con respeto, lo que pienso.
Expreso quien soy, lo que siento.
Ya no temo al rechazo ni al error.

Tampoco temo al inevitable dolor, 
mensajero de la transformación. 
Porque todo lo que empieza acaba. 
Y sé que el sufrimiento es opcional.

Bajo el empaque de un shock casi mortal 
me encontré con la gratitud, el amor,
el perdón y la felicidad.
Sentí el júbilo de la libertad.

En el pozo profundo de la depresión,
aprendí a ver en la oscuridad.
Ahora cierro los ojos y me dejo guiar por la intuición. 
Siento la divinidad.

Sé que puedo afrontar las dificultades 
y de ellas aprender lecciones.
Sé que puedo hundirme en un mar de tristeza
y nadar hasta la orilla de la paz.

Sé que el mundo caótico
es un reflejo que podemos cambiar.
Ten esperanza. 
Todo pasa por una razón.
Aunque no lo veas, en todas partes vibra el amor.
 
Regresé al origen y volví 
para dar testimonio consciente 
del gozo de existir.
Para pedirte que más allá del miedo, 
te atrevas a ir.

Sobrevivir al ictus fue un hermoso regalo y por eso escribo y comparto aquí.