Estrella Fugaz

Estrella Fugaz Ojo-Poema

Fruto del descuido,
tras un arrebato,
del polvo de estrellas
se engendra una nena
que quiere vivir.

Es un angelito,
un bello boceto,
que no pide nada,
tan solo existir.

Pero su joven madre,
es casi una niña
y mucho miedo tiene al avenir.

Quiere volar lejos,
sin hijos, sin frenos,
por lo que decide
hacerle salir.

Se siente cobarde,
se llama asesina.
Y en silencio llora
su contradicción.

Duele mucho y gime
por esa criatura
y mirando al cielo
implora perdón.

Llueven y llueven lágrimas
que limpian su alma
y la paz se filtra
en su corazón.

Porque allá en el cielo,
fugaz brilla una estrella,
y bailando canta:
«te perdono, amor».


* Un poema dedicado con amor (sin juzgar) a todas las mujeres que han vivido esta difícil experiencia.


Información relacionada:

Con permiso de Inés Arias @reynadragona, parafraseo uno de sus hilos en twitter (27-jun-22):

«El aborto no es un fenómeno simple. Hay muchos casos que afectan a la mujer y a su vida más que a la del feto. La concepción no es el fin del proceso, solo el inicio de uno complejo en el que influyen factores: fisiológicos, quirúrgicos, médicos, sociales, familiares, personales, económicos, morales… Abortar es un derecho y también es un proceso fisiológico. Y tanto si es espontáneo como si no, las mujeres necesitamos que sea seguro, salubre y cuidadoso con quienes lo sufrimos.

Abortar no es matar. Esa simplificación es una falacia que quiere ver a las mujeres como las malas. Y no, nada en la vida es así de simple. Pensar que quienes sufrimos un aborto espontáneo somos víctimas y que las que no, son asesinas, olvidan que la pobreza, el incesto, las violaciones, incluso el azar son factores que se imponen a la persona tanto o más que el fisiológico.

Si piensas que abortar es asesinar (olvidando que es un proceso que se puede dar de forma natural también) acabarás pensando que todas las mujeres que abortan son asesinas. Y aceptarás como normal que una mujer que ha sufrido un aborto espontáneo vaya a la cárcel. Y entonces, ¿sabes qué? Que te habrás pasado al bando de «los malos», ya que solo sabes leer el mundo desde ahí.

Y «los malos» son los que permiten que niñas de diez años sean madres o que haya mujeres que mueran por no aplicarles un tratamiento quirúrgico porque el marido o la familia así lo dictaminan. […]

¿Qué mujer va a preferir un legrado a un condón o una píldora? Y, aunque las haya, como hay una que «lo usa mal» (que lo pongo en duda), ¿dejamos que las demás, en situaciones complejas y en las que está su vida en juego, no lo hagan?

Todas las mujeres que viven esta experiencia necesitan que se las cuide sin frialdad pero con profesionalidad médica. Necesitan acompañamiento y ayuda (si así lo quiere la mujer). […] No que se las mande a la cárcel por ejercer el derecho a defender su propia vida.

Sería justo y necesario un proceso seguro, con profesionales empáticos, con la ayuda y el acompañamiento que cada una necesite. Sin importar cuál es el motivo de estar ahí, sin enjuiciamiento, sin fundamentalismo… desde la comprensión de cada una de las situaciones que han llevado a una mujer a tomar esa decisión. Algo así para todas, en todo el mundo, desde Afganistán hasta EEUU. No seremos libres hasta que todas nuestras hermanas lo sean».