Odio, carta a las emociones

Estimado, Odio:

Por la presente le agradezco me haya tenido en cuenta pero declino su oferta de ejecutiva de ventas para su conocida y antiquísima  empresa Oscuridad_manipulaciónypropaganda.com.

Debido a mis valores, a mi ética y a las escasas veces que he sentido su veneno en mi cuerpo no tengo el perfil idóneo para cumplir con la función.

Labor que realizan con empeño y ponzoña los medios de comunicación en todos sus formatos: radio, redes sociales, periódicos, videojuegos, películas, y variados programas de televisión.

Señor Odio,  usted tiene maestría en poner a unos contra otros con cualquier excusa: pensar distinto, ser diferentes, escoger opciones opuestas, etc. Y junto con el miedo ha perpetuado la densidad del inconsciente colectivo con la culpa, la injusticia y un sinfín de atrocidades a lo largo de un repetitivo guión.

Usted ha convencido a muchos de que luchar es una gran idea. A mí no. Alguna vez caí en la trampa y sé que eso me cansa. Aunque respeto a los que luchan, yo uso mi energía en comunión. Por eso centro mi atención resolutiva con entusiasmo, intención focalizada y acción con corazón.

Ya escucho las risas burlonas de los luchadores, de los expertos, de los controladores, de los científicos sabelotodo. Queridos, a la paz no se llega con la guerra. Por ahí, no.

Además, su alianza estratégica con ego.com tiene los días contados en la Tierra, y usted lo sabe. Por eso nos han montado a toda prisa esta mascarada virtual de marionetas sin que muchos se den cuenta de lo que hay detrás del telón.

No habrá juicios ni arrestos en masa tras este tinglado demente, qué pena. No bajará nadie del cielo a rescatarnos de las garras inclementes. Porque adentro está la salvación. Y, paso a paso, ante tanta demencia nos estamos juntando para decir basta, «enough is enough».

Ya ha comenzado el tsunami creciente de consciencia que limpia las impurezas, esfuma la bajeza e impulsa la ascensión. Habrá paz en lugar de guerra, generosidad en lugar de avaricia, colaboración en lugar de competición.

Señor Odio, su monopolio omnipotente del mercado se ha acabado. Le quedan dos telediarios. Muchas gracias por los servicios prestados.

 

Cordialmente,

Mensajera del amor.

 

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