Una mujer que se ama a sí misma

Una mujer que se ama a sí misma

Mujer: somos la esperanza. Óleo. N.M. Parga

Nos hemos desvalorado con patrones de pensamiento heredados.

Nos han dicho que somos el sexo débil. Miden nuestra belleza en colores, kilos y tallas. Han dudado de nuestras habilidades intelectuales.

Nos han impedido el derecho al voto y el acceso a la educación. Nos es casi imposible llegar a puestos de poder. Nos pagan menos que a los hombres por hacer el mismo trabajo.

Nos acosan. Nos violan. Nos matan. Las leyes no nos protegen lo suficiente. Incluso durante una época se nos consideró seres asexuados, relegados a la satisfacción del macho y a la reproducción.

Y todavía la ablación es una práctica común en más de 32 países. Al año, tres millones de niñas sufren esta tortura. Lo peor, es que la realizan mujeres.

¿Por qué? ¿Para qué?

La potente sexualidad femenina

Algunas personas piensan que nos reprimen más a nosotras porque nuestra sexualidad es más amplia y potente.

Nosotras, a diferencia de los hombres, tenemos clítoris cuya única función conocida es la de proporcionar placer sexual. Nosotras no tenemos período refractario durante el sexo y podemos tener múltiples orgasmos sin perder energía.

Nosotras somos vehículo de vida porque gestamos a nuestros hijos y creamos proyectos vitales. Nosotras nutrimos el cuerpo y el alma. Amamantamos, primero. Alimentamos, después. ¡Hasta nuestra sangre menstrual es fertilizante!

Nosotras tenemos más inteligencia y fortaleza emocional. Nosotras ofrecemos nuevos puntos de vista para el desarrollo de la ciencia y las humanidades, como lo demuestra una larga lista de mujeres ejemplares. Y eso es muy valioso.

Somos valiosas. Deberíamos estar orgullosas de decir: «Soy una mujer, en un cuerpo de mujer y me encanta serlo».

Además, si mujeres equilibradas gobernaran no habría guerras. ¿Qué madre enviaría a la muerte, a la tortura y al sufrimiento en vano a un hijo propio o ajeno? ¿Qué mujer utilizaría el cuerpo de otra mujer como arma de guerra? *

Nosotras preferimos la colaboración a la competición. No tenemos que estar demostrando nuestra fuerza física, ni nuestro poder. Preferimos mostrar nuestras habilidades.

Pero nos educan y nos moldean para que seamos obedientes, para que traguemos entero y no intentemos salirnos de la norma. Nos educan para que nos creamos lineales olvidando que somos cíclicas. Y, ¿quién impone esas normas? Una minoría masculina que traza los parámetros para la mayoría. Hombres y mujeres.

Y aquí quiero recalcar que los hombres que aman a las mujeres (sean madres, hermanas, amantes, amigas, colegas…) están a favor de nosotras. No todos los hombres son depredadores, violadores, abusivos, etc.

Dejar de enfrentarnos es un paso necesario para recuperar nuestro poder en tanto que seres humanos. Somos complementarios y en este mundo dual todos tenemos polaridades femenina y masculina, por eso mi propuesta es el equilibrio, la armonía de la energía.

Cuidar los derechos de las mujeres no significa reducir los derechos de los hombres. Podemos vivir en equilibrio, equidad y paz.

Además de enfrentarnos nos reprimen o mejor dicho: nos enfrentamos y nos reprimimos. Y la represión disminuye el valor natural y vital que tiene la sexualidad. Reprimir la sexualidad es una forma de quitarnos poder. Es una herramienta de manipulación y de desvalorización.

La sexualidad es mucho más que el sexo y el sexo es mucho más que el coito. La sexualidad es tu propio modo de vivir el hecho de ser mujer/hombre/transexual, etc., tu manera de situarte en el mundo, mostrándote tal y como eres.

¿Te muestras tal y como eres?

Adiós, niña buenaEmpoderarse significa ponerse en valor e influir en el mundo. «El poder personal es la capacidad que tenemos como mujeres de ser capaces de crear la vida que anhelamos, a través de una elección consciente de aquello que deseamos experimentar».

Para conectar con nuestro poder personal hemos de liberarnos de miedos, mitos y culpas. Y eso es lo que hace Sara, la protagonista de Adiós, niña buena.

Sara decide deshacerse de límites, prejuicios y creencias. Decide aceptar su cuerpo y darse permiso para gozar. Decide expresarse con libertad y pedir lo que quiere. En el camino, aprende a conocerse mejor y a amarse a sí misma.

Paso a paso, Sara reflexiona sobre las relaciones de pareja, el matrimonio, la monogamia, la infidelidad y el poliamor para llegar a un nuevo equilibrio. Sara explora, entre otros temas, el masaje tántrico, los círculos de mujeres, el tantra, la terapia sexual de pareja, el cibersexo y los juegos de rol. Y lo hace desde la mirada curiosa de su niña interior.

Sara aprende que es necesario ser dueña y protagonista de su propio placer, de su vida. Es decir, ser responsable de su sexualidad. Empezar por ella. Ser su mejor amante. Eso implica conocer el propio cuerpo, los deseos, fantasías, necesidades, bloqueos y límites.

Y por supuesto, comete errores que son parte del aprendizaje, y vive experiencias placenteras y dolorosas que llaman su atención sobre la importancia de amarse a sí misma.

Una mujer que se ama a sí misma

Una mujer que se ama a sí misma, conoce sus límites, se respeta y se hace respetar. Se pone en valor y se compromete consigo misma. No acepta que la usen, humillen o maltraten. Se cuida. Se aprecia. Se acepta. Se da permiso para gozar. Toma decisiones y aprende de sus errores. Se hace visible. Se informa. Se forma. Crece en sabiduría. Cree en ella misma.

¿Dónde está la sabiduría que hemos perdido con el conocimiento? ¿Dónde está el conocimiento que hemos perdido con la información? — T.S. Elliot.

Una mujer que se ama a sí misma sabe que no es una media naranja sino un ser completo y decide compartir o no su tiempo con otras personas llámense marido, pareja, hijos, amigos, padres, conocidos, compañeros de trabajo, etc. Una mujer que se ama a sí misma aprende del conflicto y se aleja de las personas y situaciones que le hacen daño cuando no las puede cambiar.

Una mujer que se ama a sí misma, en una sociedad de represión moderada como la nuestra, recupera el poder que ha ido cediendo en otras personas e instituciones. Recupera la confianza en sus propias capacidades, decisiones y acciones. Se responsabiliza de los propios éxitos y de los errores necesarios para el crecimiento y el aprendizaje. Aprende a gestionar sus finanzas lo que le da independencia.

Una mujer que se ama a sí misma se expresa con libertad, sin importar el qué dirán, y participa en el cambio social.

No podemos modificar lo que ya ha sucedido. Aunque sí podemos escoger la propia actitud ante cualquier circunstancia. **

Una actitud responsable, no guerrera. Luchar no es reivindicar. Creo que la lucha está sobrevalorada***. Nos enfrenta. Nos debilita. No es la solución. Hace parte del sistema jerárquico patriarcal, del divide y vencerás, del discurso bélico. Hace que pierdas el foco y que uses tu energía en atacar no en crear.

Lo que sí funciona es tejer redes de solidaridad y sororidad. Compartir los aprendizajes y hacer eco. Transformar desde la creatividad, la colaboración y la educación. Hacer valer los derechos adquiridos.

Se trata de recuperar nuestro propio poder, nuestra confianza e influir en el cambio de perspectiva a pequeña y gran escala desde hoy.

Dentro de ti tienes un reloj biológico que late y vibra para que veas lo esencial y practiques todo lo que significa ser una persona que —de verdad— se ama y se valora a sí misma.

Estas son algunas ideas. Me encantaría que compartieras en los comentarios otras formas de empoderamiento y amor propio. ¡Gracias!

Referencias

Parga, N.M. «Adiós, niña buena», Amazon, 2018.

Ruiz Ruiz, Isabel, «Mujeres». Colección de libros ilustrados.

Notas

* Se calcula que un 1-2% de la población es psicópata, de la cual el 50% son mujeres.

** Parafraseando a Viktor Frankl.

*** Creo que las palabras «luchar y lucha» podrían cambiarse por otros verbos y sustantivos más apropiados y enriquecedores. Las palabras que utilizamos son importantes y definen nuestra cosmovisión.

Las palabras: ¿el mejor estímulo sexual?

Las palabras son importantes, ¿lo sabías?

palabrasLas palabras tienen tono, volumen, temperatura, textura. Pueden acariciar o pueden herir. Pueden alegrar o entristecer, abrir o cerrar. Hay palabras que nos hacen temblar, que nos llegan al corazón. Hay palabras que nos encienden y otras que nos apagan. Hay palabras amorosas, respetuosas que nos acercan; otras cargadas de fastidio, desprecio y envidia que nos alejan.

«Gracias», «por favor», «me gustas», «lo siento», «te quiero», «¿por qué no?» son palabras llave. Abren puertas y almas.

La vida que albergan tus palabras te dice que tipo de persona eres […] Nuestra manera de hablar refleja nuestra manera de ser. —Luis Castellanos.

Al expresar tu amor y deseo, ¿te entienden?

Las palabras, cuando son habladas van acompañadas de miradas, gestos, movimientos, presencia corporal, olor, ruidos, pausas, atención o desinterés y todo esto comunica un mensaje que puede ser sincero o incoherente. Y muchas veces no nos damos cuenta de que decimos una cosa pero con nuestro cuerpo damos una información distinta. Cuando esto pasa, no resultamos creíbles y nos mal interpretan. El cómo nos expresamos, la comunicación no verbal, y el contexto influyen en la comprensión del mensaje.

A veces somos sinceros y no resultamos convincentes porque no nos estamos comunicando en el mismo nivel sensorial (visual, auditivo, kinestésico) de la persona con quien interactuamos. De nuestros cinco sentidos hay uno o dos con los que nos expresamos más y cuyos estímulos percibimos mejor.

Visual: Las personas más visuales necesitan ver para creer, y cuando hablan suelen decir: “ya veremos”, “qué panorama”, “no me digas que me quieres, demuéstramelo”, «lo veo claro», «sin sombra de duda».

El alma que hablar puede con los ojos, también puede besar con la mirada. —Gustavo Adolfo Bécquer.

Auditivo: Las personas más auditivas prestan mucha atención al tono, volumen y calidez de la voz. Dicen: «me suena», «te escucho». Necesitan oír una voz convincente que diga: “te quiero”, “me gustas”, “te lo recomiendo”, “perdóname”.

Kinestésico: Las personas kinestésicas necesitan el tacto, la velocidad, el movimiento, la temperatura y la textura en sus relaciones y aprendizajes. Se expresan a través de la experiencia en sí misma. Dicen: «esto huele mal», «es una razón de peso», «creo que no te sigo».

Los estímulos sensoriales están presentes en todos los ámbitos de nuestra vida. También en la sexualidad y el amor. Y a ti, ¿qué te hace sentirte amada/o?

Podría ser ver el interés, el deseo y el aprecio en la mirada o el comportamiento del otro. Pasar tiempo juntos y sentir que esa persona hace cualquier cosa para estar contigo. Que te diga que te ama de cierta manera. Sentir el contacto físico.

Podemos demostrar el amor y el aprecio con miradas, regalos, preparando una cena deliciosa. Con palabras, llamadas, mensajes de texto. Con caricias, masajes, besos, intimidad y sexo. Compartiendo tiempo juntos. Con tu presencia y atención.

A veces somos sinceros pero no nos hacemos entender. Un caso real:

Ana es auditiva. Necesita que le pidan las cosas de cierta manera. Su marido, Pedro, es kinestésico y habla poco. Prefiere la acción y el contacto. Por la noche, cuando ambos llegan del trabajo, Ana le da a Pedro un beso en la boca dos segundos más largo de lo normal. Pedro interpreta esto como una señal de ganas y le mete mano. Ella se siente agredida y le dice:

—¡Así en frío no, chico, es como si me estuviera metiendo mano el frutero. Pon música, enciende una vela, dime algo bonito. —Resopla—. ¡Parece que ya no me quieres!. —A él le molesta el comentario, se siente rechazado y responde de malas maneras.

—¡Claro que te quiero! —Y ella, por supuesto, no le cree del todo. Y si además a él le cuesta hablar, la relación se resquebraja.

¿Qué está fallando aquí? Falta expresar el estímulo adecuado para producir la sensación y facilitar la comunicación efectiva. ¿Te ha pasado? ¿Qué estímulos necesitas para creértelo?

Y uno de los estímulos más importantes y esclarecedores es la palabra.

Di lo que piensas, pide lo que quieres

Pedir lo que te gusta y escuchar lo que le gusta a tu pareja es clave para el placer de ambos y mejora la relación.

Imagina que estás en la peluquería. Te están lavando la cabeza y el agua está hirviendo. Puedes comunicarlo de diferentes maneras:

  1. Lo dices.
  2. Haces un gesto de dolor y te apartas.
  3. Lo dices, haces un gesto de dolor y te apartas.

¿Cuál crees que será más efectiva? La tercera porque utilizas todos los medios para reforzar el mensaje.

Lo mismo pasa en la cama cuando te molesta o te apetece algo en concreto. Susurrar cosas como: «Umm», «Aah», «Uy», «Oh», «Sí», «Uf» no es hablar y se presta a confusión. Recuerda que somos distintos y que también lo somos durante el sexo. Es mejor pedir lo que quieres en lugar de esperar a que tu pareja lo adivine.

Cuando hablas con tu pareja de lo que te gusta y de lo que no, puedes elegir expresarte de manera directa o indirecta.

Directa: «Creo que nos vendría bien hablar de nuestra sexualidad como hablamos de cualquier otro tema, las vacaciones, la repartición de tareas domésticas, etc.».  Es mejor comenzar por lo positivo, por decirle lo que más te gusta, lo que hace bien. Ya después y con cariño puedes comentar lo que te gustaría cambiar.

Indirecta: Por ejemplo, si quieres practicar el spanking. «He leído en una revista que cuando se azota el culo durante el sexo la intensidad del orgasmo crece, ¿por qué será?». Después de escuchar su respuesta podrías añadir: «Podríamos probarlo la próxima vez, a ver si es verdad».

Claves para verbalizar tus preferencias

Ten claro qué quieres decir, cuándo y cómo quieres decirlo.

Lo mejor es expresar lo que quieres en voz alta, de manera clara y con respeto. Si solo recurres a los gestos, gemidos o le pones la mano donde quieres que te toque, tal vez la otra persona no lo capte. Llama a las cosas por su nombre.

Es mejor hablar de estos temas en momentos tranquilos, sin interrupciones, sin enfados, sin cansancio. Puede ser después de ver una peli en casa, durante el desayuno o la cena un fin de semana, durante un paseo o un día sin prisa.

Es más fácil empezar con comentarios positivos. Después, dile lo que te gustaría hacer o lo que preferirías dejar de hacer. Por ejemplo: Me gustaría que me susurraras al oído lo que me vas haciendo. Me gustaría que me dieras un masaje por todo el cuerpo antes de. Preferiría que no me buscaras sexualmente después de una discusión. Preferiría que no me chuparas la oreja.

Cómo usar las palabras para subir la temperatura durante el sexo

Da instrucciones precisas

«Succióname más fuerte, así, sí», «prueba a ir un poco más rápido o más suave, mira de este modo —y en ese momento, sobre su mano, le haces el movimiento a la velocidad y con la presión que deseas—».

«Hazme, besa, acaricia, chupa…».

«Quiero tu… en mi… ahora».

Cuéntale cuánto te gusta y cómo te hace sentir

Nos encanta sabernos deseados y muchos nos sentimos inseguros con nuestros cuerpos.

Prueba con: «Mmm, me encanta»,

«qué sexi eres»,

«cómo me excita tu…»,

«quiero… contigo».

Habla sucio

Puedes decir palabras obscenas o subir la temperatura sin utilizar un lenguaje soez. Es una cuestión de gustos.

Practica a solas: Si nunca lo has hecho, es más fácil empezar por practicar a solas y en voz alta mientras te masturbas. Fíjate cómo te sientes y qué te excita. Irás soltándote y tomándote el pulso.

Literatura erótica: Otra opción es leer juntos alguna escena de una novela erótica. Hay toda una gama de estilos y de escenas: poética, sutil, explícita, pornográfica. Te recomiendo «Adiós, niña buena«, por supuesto.

Tantea: Puedes medir la temperatura inicial con una pregunta: ¿Qué quieres que te haga?

Empieza con frases sencillas y naturales. Utiliza tu propio estilo. Al comienzo usa palabras suaves y a medida que la cosa se pone más caliente vas subiendo el tono para decir y escuchar guarrerías. Si eso es lo que prefieres.

Describe lo que haces durante el sexo. Dile lo que vas a hacer o lo que está sucediendo como: «siento tus dedos dentro de mi cuerpo y me encanta».

También puedes relatar alguna fantasía que tuviste o un recuerdo de algo vivido juntos que te excita.

Ten en cuenta el factor sorpresa. Si siempre usas las mismas palabras y haces lo mismo, se convierte en una rutina y pierde su encanto.

Aclara los límites. Si una palabra te parece muy fuerte o si tu pareja está siendo brusca, díselo con tacto. «Prefiero que me digas…» o «me está doliendo…».

Recuerda que es mejor pedir lo que quieres y decir lo que prefieres antes de esperar a que la otra persona lo adivine o te mal interprete por no hablar.

La palabra es un estímulo sexual. ¿El mejor? Eso lo decides tú.

 

Referencias

De Béjar, Sylvia, Tu sexo es tuyo, Editorial Planeta, Barcelona, 2011.

Parga, N.M. Adiós, niña buena, Amazon, 2018.

Robbins, Tony, Poder sin límites, Penguin Random House Ed. Barcelona, 2015

Roca, Nuria; Sexual-mente, Espasa Libros, Madrid, 2007.

Traba, Raquel; Higón, Beatriz, Los placeres de Lola, Santillana Ediciones, Madrid, 2008.

 

Sexualidad plena y Adiós, niña buena: ¿cómo surge la idea?

La portada que aparece bajo estas líneas es la de mi novela Adiós, niña buena, a la venta en Amazon desde el 14 de noviembre de 2018. La puedes adquirir en papel y en ebook en esa plataforma, por email o en mis talleres y eventos.

Adiós, niña buena

Ilustración: N.M. Parga – Diseño de portada: Jean Assemat

Esta novela romántica adulta lleva detrás el trabajo de más de dos años que empezó con una idea, con un «¿qué pasaría si…?

¿Qué pasaría si…?

¿Has leído El gozo de existir?, tal vez recuerdes que en el segundo capítulo, el del ictus, narro la experiencia mística que tuve tras la segunda cirugía a cráneo abierto.

…me relajé y el calor subió de mis pies a mi pecho […] atravesé un agujero negro y del otro lado no había ruido, ni dolor ni frío. Me expandía libre como un gas en una mezcla infinita de amor, paz, bienestar y un inmenso gozo de existir.

Esta experiencia mística (orgasmo cósmico, nirvana, despertar de Kundalini, alucinación debido a la anestesia) o como quieras llamarlo, fue el origen de la idea. Fue una experiencia maravillosa que yo viví de manera espontánea, y que también es posible gracias a la meditación, al yoga Kundalini o al sexo tántrico.

Entonces, me pregunté: ¿Qué pasaría si Sara, la protagonista de la historia, se atreviera a probar algo que nunca antes había hecho? ¿Qué pasaría si ella quisiera sentir un orgasmo cósmico? ¿Qué pasaría si, gracias a un círculo de mujeres, ella decidiera vivir su sexualidad de una manera distinta? ¿Qué pasaría si gracias a la sexualidad también pudiéramos ampliar la consciencia? ¿Qué pasaría si decidiera decir adiós a la niña buena, salirse del molde y quitarse las etiquetas?

Sinopsis de Adiós, niña buena

Sara lo tiene todo: una pareja estupenda, una hija maravillosa, un trabajo que le gusta y un problema: la gula. A sus cuarenta años se ha cansado de ser una niña buena y se siente atrapada en la rutina. Gracias a sus amigas del círculo de mujeres y a Katy, la sexóloga, abrirá su mente y su cuerpo a nuevas experiencias, y descubrirá que nunca es tarde para gozar de una vida sexual plena.

Un viaje a Lanzarote y un encuentro inesperado, la llevarán a debatirse entre lo correcto y la transgresión, entre la seguridad y la aventura, entre el amor duradero y la pasión efímera. ¿Se atreverá Sara a cruzar la línea? ¿Dirá adiós a la niña buena?

Hablemos de sexo…

Let’s talk about sex, baby. Let’s talk about you and me. Let’s talk about all the good things and the bad things that may be… Salt-N-Pepa.

Que pasaría si… tejiésemos una acogedora red para compartir confidencias y anécdotas, sin temor a dejar salir lágrimas y risas, con el corazón en la mano.  Una red donde la naturaleza —femenina y masculina— aflorara sin miedo ni vergüenza. Un espacio de encuentro en el que cada silencio, cada mirada, cada gesto de conexión significara: «sé lo que es y te acompaño» o «no lo he vivido y te respeto».
Un ambiente así —de escucha atenta y sin juicio—, sea en un círculo de mujeres, en un taller de sexualidad o en pareja, abriría nuestra mente y nuestro corazón a nuevas posibilidades, y eso es lo que descubre Sara, la protagonista de Adiós, niña buena.
Aún en una sociedad moderna del siglo XXI, nos quedan algunos tabúes sexuales y bastante por aprender. La sexualidad —que es mucho más que el sexo—, es la base de nuestra vida. Sin ella no hubiéramos nacido.
Con Adiós, niña buena quisiera ampliar la visión de la sexualidad, facilitar el diálogo para que algunos temas dejen de ser tabú y animar a otras mujeres para que se atrevan a vivir aquello que desean.
Porque decirle adiós a la niña buena no es convertirse en mala. Es quitarse las etiquetas limitantes y atreverse a ser, a autoconocerse y a amarse. Es salirse del molde y dejar de complacer a otros.
¿Qué pasaría si conversáramos sobre nuestra sexualidad de manera abierta y natural? ¿Qué pasaría si escogiéramos el amor en lugar del temor? ¿Qué pasaría si nos diéramos cuenta de que nuestra energía sexual es la energía creadora de la vida?
Sexualidad plena, placer
Adiós, niña buena es una historia que nos invita a retomar ese diálogo con nosotros mismos o en pareja, con un enfoque de curiosidad, respeto y autoconocimiento. Es una semilla de consciencia, en el gran terreno de la sexualidad y del amor propio.
Sensual, abierta, amena, Adiós, niña buena, te invita a explorar tu sexualidad, tu placer y tus sentidos a través de un amplio abanico de posibilidades. También te invita a conocerte, a amarte y a dejar de juzgar.

¿Quieres probar?

Referencias

Compartiendo experiencias sobre decirle adiós a la niña buena con María Paula de La Naturaleza de Maps. Abril de 2023. Testimonio:
❤️ «La lectura de «Adiós, niña buena» tocó las fibras de mi corazón, fue trascendental para mí, y fue muy importante en mi proceso de autoconocimiento, para identificar y dejar de ser esa niña buena, para quitarme capas y creencias limitantes. También me ayudó a identificar los tabués de la sexualidad que tenía por cómo fui criada, y a practicar el poder de decisión de la mujer libre que soy. Leer y compartir esta novela en el círculo fue transformador y me gustaría que más mujeres lo supieran y lo vivieran». —María Paula H.

Adiós, niña buena, está a la venta en Amazon . También me puedes escribir a escritora@nmparga.com si quieres que te la venda en directo (España).

Soy una autora autoeditada.

Si has leído la novela, te agradezco que me dejes un comentario, una reseña, una opinión aquí.

¡Muchas gracias!

Los 7 espejos del alma

Ojo espejoLa herramienta de los 7 espejos del alma nos ayuda a conocernos mejor, a sanar y a tomar decisiones acertadas.

En cada momento de nuestra vida,  nuestras relaciones personales son una oportunidad de aprendizaje y de crecimiento.

Las palabras, las acciones y las decisiones de quienes nos rodean nos permiten reaccionar (dejarnos llevar) o responder de manera consciente.

Los 7 espejos del alma

Los antiguos esenios identificaron el rol de nuestras relaciones personales y las clasificaron con el nombre de los 7 espejos del alma. Hoy comparto la explicación que da el geólogo y científico Gregg Braden sobre dichos espejos. El vídeo original en inglés de donde extraigo la mayoría de la información está citado al final.

Tu cuerpo es espejo de tus creencias. Reconcilia y redefine el significado de los sucesos en tu vida. Mira tus logros sin compararlos con los de los demás para permitir mejores posibilidades. —Gregg Braden.

El primer espejo: el momento presente

A veces, lo que vemos alrededor es lo que irradiamos en ese instante, en el momento presente. ¿Ves un patrón que se repite en las personas que están contigo? ¿Es rabia, cansancio, tranquilidad, alegría?

¿Es eso lo que sientes? ¿Las personas alrededor son tu reflejo ahora?

Si la respuesta es no, entonces pregúntate: ¿me están mostrando lo que juzgo en este momento?

El segundo espejo: lo que juzgamos

Todo lo que nos irrita de otros, nos lleva a un entendimiento de nosotros mismos. Carl Gustav Jung.

A veces juzgamos a las personas que nos rodean o los otros nos juzgan y nos ponen etiquetas.  Si el comportamiento de la persona con la que estamos nos frustra o irrita, si su actitud desencadena una discusión, tal vez estemos juzgando alguna emoción. La ira y el odio nos muestran nuestra propia herida, dónde no nos estamos amando a nosotros mismos.

Lo que veo en los demás es un reflejo de lo que hay en mí mismo/a.
Los consejos que doy son los consejos que me doy.
Las necesidades que veo en los demás son mis propias necesidades.
Juzgo en otros lo que condeno en mí.
Lo que me molesta de los demás es lo que me molesta de mí mismo/a, y lo que me agrada de otros también es lo que me agrada de mí mismo/a.

El tercer espejo: el amor olvidado

En el momento en que miras a alguien a los ojos y sientes una conexión, una familiaridad, una atracción magnética en tu cuerpo, y quieres pasar más tiempo con esa persona, pregúntate: ¿qué es lo que veo en esta persona, de mí mismo/a, que he perdido, que he traicionado o que me han quitado?

El tercer espejo refleja lo que hemos perdido, dejado, perdido de nosotros mismos/as durante la vida, (inocencia, alegría, capacidad de disfrutar, juventud, etc.), con el fin de alcanzar nuestros objetivos, o conseguir más poder o control sobre los demás.

También refleja la atracción que sentimos por alguien que encarna eso que hemos perdido o que otros nos han quitado. Y confundimos esta atracción con el amor. Cuando esa carga que reflejamos el uno en el otro desaparece, muchas parejas se rompen porque creen que ya no se aman, cuando nunca lo han hecho. Otras parejas se dan cuenta que disfrutan mucho la mutua compañía y deciden seguir juntos cuando desaparece ese carga-espejo-atracción.

El cuarto espejo: patrones, adicciones y obsesiones

Este espejo tiene que ver con los patrones de comportamiento repetitivos, las adicciones y obsesiones que se desarrollan despacio y de forma gradual. Este espejo nos permite ver si, poco a poco, estamos dejando a un lado lo que más apreciamos en nuestra vida.

¿Qué hay detrás del alcohol, de las drogas, del sexo, del dinero, del juego, del ahorro, del control? ¿Qué pierdes cuando caes en ese patrón? ¿Qué ganas cuando sanas una adicción, una obsesión?

El espejo de la madre

El quinto espejo: padre y madre

El padre y la madre son los espejos más potentes y más cercanos que tenemos. Ellos nos permiten ver por qué vivimos la vida que vivimos. Ellos nos muestran nuestras expectativas y creencias. Ellos son un ejemplo de lo que queremos repetir y de lo que preferimos evitar. Cuando tomamos consciencia, los liberamos de esa tarea.

Un ejercicio es hacer una lista con las cualidades positivas y negativas de las personas que nos cuidaron cuando éramos pequeños. ¿Reflejan estos adjetivos nuestras expectativas actuales?

Otro ejercicio es cerrar los ojos, respirar profundo y pensar qué nos gustaría decirle a nuestro padre y nuestra madre si nos quedara un minuto de vida.

Y, ¿qué nos gustaría oírles decir a ellos?

Nuestros padres son, por encima de cualquier otra persona, los que nos dan las mayores oportunidades de descubrirnos. Ellos son, durante gran parte de nuestra vida, nuestros mayores espejos. Son los que nos muestran desde su ejemplo de vida lo que no debemos repetir o, en el mejor de los casos, lo que sí es excelente. Virginia Blanes.

El sexto espejo: la noche oscura del alma

Este espejo nos recuerda que la naturaleza y la vida tienden al equilibrio. Los desafíos (enfermedades, problemas, duelos) suceden cuando podemos superarlos con maestría para liberarnos de nuestros apegos, para vernos de otra manera.

Nosotros creamos esos grandes conflictos cuando tenemos las herramientas y la maestría para aprender de ellos y salir adelante. Son una oportunidad, sin punto de referencia previo, y solo llegan cuando somos capaces de vivirlos.

El sexto espejo nos muestra la percepción condicionada de lo que entendemos por luz y oscuridad. Tanto la luz como la oscuridad existen para mostrarnos algo y existen como un mismo fenómeno. El miedo surge cuando vemos estas dos fuerzas como algo separado.

Al reconciliar las dos fuerzas (luz y oscuridad, bien y mal) y al entender que no pueden existir la una sin la otra, abres la puerta de la compasión. A medida que sanas tus recuerdos, ayudas a sanar la memoria universal del miedo. Gregg  Bradden.

El séptimo espejo: la perfección en la imperfección

Cuando percibimos los desenlaces de nuestras acciones como logros o fracasos, lo hacemos al compararnos o medirnos con algo externo. El séptimo espejo nos invita a aceptar cada aspecto de nuestra vida, ya sea nuestro físico, nuestro intelecto, nuestras habilidades y experiencias, tal y como son en este momento. Solo juzgamos cuando comparamos con una referencia externa.

¿Te permitirías ser tu única referencia, compararte contigo mismo/a? ¿Con qué regla te mides? ¿Con qué criterio juzgas? ¿Has dado lo mejor de ti?

Este espejo nos invita a permitir ver la perfección en la imperfección de la vida. Es decir, aceptar que todo pasa por una razón y que podemos ser felices, así como somos. Solo nos sentimos imperfectos cuando nos comparamos con algo externo.

En tus manos está la alternativa del cambio, de la evolución, del amor. Los espejos nos ayudan a ver aquello que aún no vemos de nosotros mismos.

Otra forma de ver el espejo

En lugar de decir «proyecto fuera lo que tengo dentro», pienso: lo que sucede es una oportunidad de entrenamiento en amor. Cada vez que veo algo que no me gusta, una atrocidad en el mundo, bendigo y anclo la vibración opuesta: amor, paz, alegría, valor, respeto, compasión, esperanza, gratitud, etc. Matt Kahn.

¿Qué te parece la herramienta de los espejos? ¿Qué te están mostrando las personas a tu alrededor? ¿Qué necesitas sanar?

Siempre fuiste mi espejo, quiero decir que para verme tenía que mirarte. Julio Cortázar.

Referencias

Braden, Gregg. [LamatX], 6-may-2012. The 7 essene mirrors, Youtube, (2 h).

Blanes, Virginia. Amar sin sufrir. El libro de los hijos. No todos somos padres, pero todos somos hijos. Ediciones Gaia. Móstoles, 2017.

 

La gratitud mejora tu salud

La gratitud mejora tu saludLa gratitud mejora tu salud, te ayuda a sanar, te da energía y alegría. Apreciar lo que te da la vida ofrece múltiples beneficios, como lo confirman numerosos estudios médicos.

La gratitud nos ayuda a sanarnos más rápido de una enfermedad y a superar la adversidad

Yo descubrí el poder de la gratitud dos semanas después de mi ictus, cuando recuperé la memoria a corto plazo. Al tomar consciencia de lo que me había pasado, lloré de alegría, a pesar del dolor físico y de que no me podía mover en ese momento.

Ser agradecida aumentó mi energía vital, lo que me permitió sanarme más rápido, volver a caminar y valerme por mí misma. Te lo cuento en el tercer capítulo de El gozo de existir.

Ser agradecida me permitió ver todo lo que me había pasado como un regalo y apreciar mejor el valor de la vida.

Beneficios físicos de la gratitud:

  • Mejora el sueño
  • Reduce la depresión
  • Disminuye el ritmo cardiaco
  • Baja la presión arterial
  • Disminuye el riesgo de sufrir Alzheimer
  • Refuerza las defensas naturales.

La gratitud es vacuna, antitoxina y antiséptico. —John Henry Jowett

La gratitud nos ayuda a dormir mejor por las noches

Así lo demuestran numerosos estudios como el de la profesora en psicología Nancy Digdon, quien afirma que escribir un diario de la gratitud todas las noches ayuda a preocuparse menos y a dormir mejor.

La gratitud aumenta los pensamientos positivos y disminuye los negativos a la hora de dormir, esto ayuda a que nos durmamos más rápido y durante más tiempo, según un estudio de la Universidad de Manchester en Inglaterra. [1]

La gratitud neutraliza las emociones negativas

Lo que tiene un gran impacto sobre nuestra salud. Las emociones como la envidia, la tristeza y el resentimiento nos enferman y destruyen nuestra capacidad de disfrutar y de ser felices.

Si potencias la gratitud, las emociones tóxicas disminuyen y te relacionas de una manera distinta con el mundo, según Robert Emmons, profesor de psicología en la Universidad de California [2].

El remedio es la gratitud. Es poner el foco en lo que ya tienes y ya eres en lugar de centrarte en lo que has perdido o quieres tener.

La gratitud convierte lo que tenemos en suficiente. Es la señal de las almas nobles. —Esopo.

La gratitud mejora nuestra salud y nos hace felices. ¿Vives el poder de la gratitud?

AcuarelaAmapola

Acuarela. N.M.Parga

Ideas para fomentar la gratitud

Primero, para y mira todo lo bueno que ya hay en tu vida. Después, reconoce la fuente de ese bien.

Siempre hay flores para aquellos que quieren verlas. —Henri Matisse.

  1. Escribe un diario de gratitud o, cada noche, piensa en cinco cosas que quisieras agradecer cuando estás en la cama antes de dormir.

2. Agradece, cada día, a las personas que te rodean (familia, trabajo) por algo que hagan o por lo amables que son.

3. Todas las mañanas, al despertar o cuando desayunas, da gracias por un nuevo día lleno de oportunidades.

4. Enfócate en lo que va bien en lugar de darle importancia a lo que va mal. Aprecia lo que ya tienes.

5. Disfruta de las pequeñas cosas: una sonrisa, un beso sorpresa, un amanecer…

6. Incluso, agradece las dificultades porque son lecciones de vida. Estas experiencias se repetirán hasta que aprendamos a apreciar lo que nos hace únicos.

 

Transformarnos en quien queremos ser pasa por aceptar y amar a la personas que ya somos.

¡Gracias por leer este artículo!

Referencias

[1] psychologytoday.com how-gratitude-helps-you-sleep-night

[2] Robert Emmons Why Gratitude is Good

[3] Santé Nature Innovation. Les cinq lettres qui guérissent: MERCI

Hoy no es solo un día más

Hoy no es solo un día más.
No es un día cualquiera.
Hoy es todo lo que tengo
y todo lo que soy.

Hoy es un regalo,
lleno de obsequios y oportunidades,
para amar y ser amada,
para dar y compartir.

Hoy es un mar de vida,
Inmensa, generosa, maravillosa.
Un océano en el que cada gota cuenta.
Y en el fondo y en la orilla,
brilla cada grano de arena.

Un día más para decir te amo,
para darlo todo, lo mejor de mí.
Un día más para respirar profundo,
caminar con garbo
y ser feliz.

Gozar un día más de vida.
Eso es todo lo que pido.
Gracias por hoy, vida mía,
aunque sea el último,
dime, ¿qué puedo hacer hoy por ti?

La esperanza es en sí misma una especie de felicidad

Con los ojos vendados,Esperanza
me entusiasma la idea
de lo que va a pasar.
La esperanza es en sí misma
una especie de felicidad.

Aunque me caiga, aguardo lo mejor.
Cada pequeño paso es un logro
que me impulsa a continuar.
Y si tropiezo con las piedras, 
lo acepto.
Es lo que necesito en ese momento.

Cierro los ojos y confío
porque veo con el corazón.
Creo en mí, aunque me cueste.
Y por dentro una luz se enciende e ilumina el exterior.
La vida tiene sentido, 
a pesar del resultado final o el destino.

Cada amanecer me regala
una página en blanco
para llenarla de luz y color,
con palabras creadoras,
escogidas con amor.

La esperanza es la certeza
de que veremos la luna y luego el sol.
Y aunque el día haya sido difícil,
al anochecer mis ojos se cierran
cargados de ilusión.

Incertidumbre en puntos suspensivos

«Ya veremos», respondiste,
y me dejaste en puntos suspensivos.
Atemporales e indefinidos,
en el aire de la incertidumbre
siguen esos puntos suspendidos.

«Me lo voy a pensar», añadiste.
Y eso, ¿qué significa?
Que te mueres de ganas y de miedo,
o que no te interesa un bledo.

Ante la duda se impone el silencio,
un punto y aparte.
Un sí pero no.
El paréntesis de la indecisión.

Dejaste en suspenso
un deseo a la vez tan vivo y tan muerto,
¿Pides tiempo al tiempo?
¿Temes comprobar el estado de tu corazón?

Y sigo aquí, cual espejo.
Espero el momento
en el que tú y yo colapsemos
unidos en una mirada
como un mismo observador…

Incertidumbre en puntos suspensivos, #videopoema en Instagram.

Me amo, me cuido, todo tiene sentido

¿Qué significa amarme mí misma?
Me amo, me cuido cuando me escucho.
Conecto con mi cuerpo y sus mensajes.
En las entrañas, mi instinto y sus cantares.
El corazón que salta, vibra y late.
Mi garganta que a veces calla,
y a veces canta lo que siento.
Pide aquello que necesito.

me amo y me cuidoEs amor
estar con quien quiero,
allí, en donde puedo ser más
y hacer menos.

Me amo, me cuido, me lo merezco.
Doy, comparto, respeto.
También disfruto recibir.
Me sienta bien descansar,
dejarme mimar, que me traten bien.
¡Basta ya de complacer!

Me amo cuando establezco límites para la convivencia.
Sin dominar, sin dejarme pisar.
Me amo cuando digo: «Ahora no» y «basta ya».
Sé hasta dónde puedo llegar y cuánto puedo dar.
Porque si me extralimito, me enfermo.
Por eso, conozco mis ritmos, mis ciclos y los respeto.

Como toda persona, soy digna de amor.
Me arreglo, me miro, me gusto.
Me relajo, sin tensar el cómo.
Me regalo un paseo por la playa,
un café con mis amigas,
la lectura de un libro,
un rato a solas conmigo.

Me acepto tal y como soy.
Sin exigencias, sin condiciones, sin castigos.
Soy amable y paciente conmigo.
Soy un ser completo, una semilla de posibilidades.
Y me lo creo.
Así recreo una mejor versión de mí misma.

En cualquier circunstancia, estoy en el lugar y momento preciso.
Manejo mi espacio personal y mi tiempo.
Asumo las consecuencias de mis actos.
Y cuido con cariño mis heridas.

Hago los cambios necesarios para que mi vida me guste.
Sin forzar situaciones o personas.
Voy más allá de mis miedos.
De lo más banal, a lo más trascendente,
cuando me amo, me cuido, todo tiene sentido.